El BCE tendrá que seguir ofreciendo un sólido acomodo en el futuro inmediato

Anna Stupnyska

Anna Stupnytska (Fidelity) | En la reunión de diciembre, el BCE ha cumplido con las medidas de alivio prometidas, añadiendo 500.000 millones de euros al PEPP (siglas en inglés del Programa de compra de deuda asociado a la pandemia) y ampliándolo por nueve meses más. En las TLTRO (siglas en inglés de los Préstamos condicionados a largo plazo), el período en el que se aplican condiciones más favorables se ha ampliado en 12 meses y se han añadido tres operaciones adicionales en 2021. Además, el monto se elevará del 50% al 55% del stock de préstamos elegibles.

El BCE se ha ajustado al consenso del mercado con el fin de extender el apoyo político a la maltrecha economía. La decisión de ampliar -en lugar de intensificar- las medidas de relajación, apunta a que el BCE se siente cómodo con el actual nivel de las condiciones financieras y su impacto en la economía. Sin embargo, la presidenta Lagarde hizo hincapié en la flexibilidad del BCE para adaptar las compras de activos en función de las condiciones financieras, ya sea aumentando la dotación del PEPP o, por el contrario, no utilizando por completo la existente.

Lagarde señaló que últimamente se había producido una cierta reducción de los préstamos a empresas y hogares, así como algunos indicios de unas condiciones de préstamo algo más estrictas. Si esto continúa, el BCE podría tener que hacer más para fomentar el flujo del crédito a la economía a través de condiciones más favorables de las TLTRO. Las medidas podrían incluir una nueva recalibración de los programas de préstamo, incluido un recorte mayor -en el territorio negativo- del tipo de financiación. El recorte del tipo de interés de los depósitos sería el último recurso, y sólo en el caso de que la fortaleza del euro fuera significativa o de que se produjera un gran deterioro de las condiciones económicas. El tema del tipo de cambio podría añadirse a la lista de retos del BCE en el nuevo año, pues como Lagarde señaló, está siendo monitoreado «muy cuidadosamente».

Los últimos datos de la zona euro apuntan claramente a una nueva contracción en el cuarto trimestre de 2020 y, cada vez más, también en el primer trimestre de 2021. Si bien los actuales cierres de negocios y formas de confinamiento son menos dramáticos que los de primavera, es muy probable que las restricciones den un gran golpe al impulso económico, llevando a la economía de la zona euro a una doble recesión. A medida que el despliegue de la vacuna gane impulso a lo largo de 2021 esperamos que las restricciones a la movilidad y el distanciamiento social se eliminen gradualmente, permitiendo que la economía vuelva a la senda de la recuperación. Además del despliegue de la vacuna, el apoyo fiscal y monetario continuado desempeñará un papel crucial para sostenerla.

A medida que se acerca el final del año 2020, y teniendo en cuenta las noticias positivas sobre las vacunas, el BCE tendría razón si fuera cautelosamente optimista sobre las perspectivas de crecimiento de la zona euro en 2021. Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo elevada y una serie de riesgos relacionados con las cicatrices que ha dejado la pandemia -desde la eficacia de las vacunas hasta la geopolítica- pueden hacer descarrilar fácilmente la recuperación. No cabe duda de que el BCE tendrá que seguir ofreciendo un sólido acomodo en el futuro inmediato.