Año nuevo, ¿ideas nuevas para los fondos?

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Los pronósticos para el mercado de los fondos de inversión apuestan, en general, por un 2021 positivo. Al margen de las previsiones, la cuestión ahora es si el año nuevo traerá, de verdad, algunas ideas nuevas de los gestores. A la vista de lo que ellos mismos han anunciado durante las últimas semanas, parece que 2021 no hará más que impulsar algunas temáticas y tendencias de inversión que están claras desde hace meses. Todo ello, por supuesto, si es verdad que el mundo consigue al menos ponerle coto a las diversas pandemias (el virus y sus nuevas cepas, el desastre del Brexit, los populismos, etc.).

¿Cuáles son esas ideas no tan nuevas para el año nuevo? La primera, y general, es que los fondos de inversión se consolidan como instrumento adecuado para soportar todos los altibajos de los mercados y la economía. Una cartera diversificada y con visión de medio y largo plazo es –como no me canso de repetir y como se ha demostrado en 2020– la mejor vacuna para el inversor. Al margen de esta consideración global, 2021 acentuará la apuesta por unas tendencias que ya apuntaban con fuerza desde hace tiempo:

1-La rentabilidad está en la renta variable: un mantra repetido y difícil de rebatir. Y esto seguirá siendo así en el año nuevo, como ya comentamos en esta columna a principios de diciembre. Con los tipos oficiales en cero o bajo cero, es muy complicado conseguir rendimientos aceptables en la renta fija sin asumir riesgos en bonos emergentes o de empresas de crecimiento e incierta solvencia. Por el contrario, la renta variable internacional –que cerrará un muy buen 2020 pese a la pandemia– aún tiene recorrido. El PER (número de veces que la cotización refleja el beneficio) de la bolsa mundial se mueve en torno a una media de 20, pese a que proliferen los valores burbujeantes/tecnológicos con niveles de PER 100 e incluso superiores (de Tesla y su subida del 700 por ciento en 2020 mejor ni hablamos). Pero este potencial de la Bolsa va por barrios y, por supuesto, por temas.

2-Los barrios asiáticos, y particularmente China, concentran muchas apuestas, como ya comenté hace semanas en esta columna. Y entre los temas sobresalientes, aparte de las inevitables tecnológicas (pero sobre todo “las de verdad”, las centradas en transformación digital, inteligencia artificial, robótica…) y de los valores relacionados con biotecnología y salud (sólo hemos comenzado la batalla de las vacunas contra el virus, pero aún queda mucho recorrido), la mayoría de los gestores de fondos confirman sus apuestas por las empresas relacionadas con el cambio climático y por todo lo que lleve la etiqueta ASG (ambiental, social y de buen gobierno). Es decir, más de lo ya visto en 2020. Pero también se esperan recuperaciones bursátiles en sectores muy castigados y relacionados con el turismo, como las líneas aéreas o las cadenas hoteleras. Sin olvidar lo ligado a las obras públicas (los milmillonarios programas de estímulo en Estados Unidos y Europa también apoyarán este sector) y a algún sector industrial cíclico que podrá subirse al carro de la recuperación del PIB global.

3-Ante esta disparidad, gana relevancia la eterna pregunta de gestión de valor (apuesta por compañías consolidadas, que recuperarán sus beneficios y sus dividendos al calor de la reactivación económica) o de crecimiento (apuesta por compañías nacientes de gran potencial pero también mayor riesgo). Los gestores más espabilados que conozco ya incluso rechazan esa disyuntiva y optan por lo que podríamos llamar una gestión global en renta variable. Es decir, por invertir en las compañías que resulten adecuadas en cada momento, sean de valor si están a precio razonable o de crecimiento si no están sobrecalentadas y además sus perspectivas son favorables. La renta variable se ha hecho más mutante de lo que era, por lo que el gestor debe ser también capaz de evolucionar y adaptarse a todo, incluso a pandemias o catástrofes por venir. Por eso mismo, pierde relevancia el debate entre gestión activa o pasiva. La respuesta es que el inversor puede apostar perfectamente por ambas: fondos índice, si efectivamente lo son y, además, lo demuestran con comisiones bajísimas, pero también fondos de gestión activa, si también demuestran que lo son con buenos y consistentes resultados: los que lo hicieron bien en el complejo 2020 ya han mostrado lo alto que se puede poner el listón de una gestión activa sin complejos, es decir, activa de verdad.

4-Consolida también su vital importancia el concepto de plazo. Si busca resultados rápidos y contundentes, suerte y al toro. Pero el inversor en fondos debe tener siempre visión de medio y largo plazo. Ya hemos visto que las estrategias de diversificación han dado sus frutos incluso en un mercado tan volátil y resbaladizo como el del triste año del coronavirus. Aunque los pronósticos para 2021 sean en general positivos, no hay que relajarse ni volver a ponerse nerviosos, como los inversores que vendieron sus fondos en marzo, pese a que tuvieran plusvalías antiguas (por las que tendrán que tributar) para volver a comprarlos en noviembre a precios mucho más altos.

Más allá de todo esto, les digo lo mismo que con la lotería: que lo más importante es la salud… aunque sin renunciar a un FELIZ Y RENTABLE AÑO NUEVO.