Cuando un escolar supera a un gestor

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | ¿Qué pasa si en los últimos quince años nuestro fondo ha tenido una rentabilidad media anual del 1,9%, frente al 3,4% logrado por el Bono del Estado al mismo plazo? ¿Y si además descubrimos que, si ese mismo fondo hubiera estado gestionado por un grupo de escolares, su rentabilidad a largo plazo hubiera sido considerablemente mayor a la lograda por un equipo de gestores profesionales?

Lo de comparar la gestión profesional con la de un actor aleatorio, sin formación en el tema, me recuerda al famoso concurso del mono del “Wall Street Journal”: por el simple procedimiento de arrojar dardos sobre un tablero con todos los valores bursátiles, en la mitad de ocasiones el supuesto macaco lograba carteras más rentables que las de los gestores profesionales. Conviene precisar que en realidad los dardos no los lanzaba un simio, sino un redactor del periódico. Fue la misma fórmula que utilizamos hace años en una revista financiera española cuando quisimos reproducir el juego. Tampoco teníamos monos a mano, así que los propios periodistas aceptamos gustosos el papel de primates. Y, por cierto, el resultado fue parecido.

Los decepcionantes datos de rentabilidad a largo plazo que acaban de leer –así como el hecho de que unos escolares superen en muchas ocasiones a unos gestores profesionales– proceden del estudio anual dirigido por Pablo Fernández, profesor de Finanzas del IESE. Como cada año, esta investigación refleja la, en general, decepcionante evolución de un grupo de fondos de inversión españoles. Este año, en concreto, de 614 fondos con más de quince años de historia, pues analiza sus resultados entre 2005 y 2020.

Las principales conclusiones del estudio dejan en evidencia la teoría de que poner el dinero en fondos de inversión proporciona al inversor particular las ventajas de una gestión profesional: menores costes, mayor diversificación, experiencia y, por supuesto, estrategias en busca de rentabilidad a largo plazo.

Claro que, como este estudio deja al descubierto un año más, esto no siempre es así: en los 614 productos analizados, la rentabilidad media anual en los últimos quince años (1,9%) fue inferior a la que se hubiera logrado invirtiendo simplemente en bonos del Estado español al mismo plazo (3,4%) o en el Ibex-35 (que tampoco logra una elevada rentabilidad, un 2,7%, buena prueba de la estrechez de la Bolsa española). Sólo 93 fondos de los 614 con quince años de historia tuvieron una rentabilidad superior a la de los bonos del estado al mismo plazo años y 146 superaron a la del Ibex-35. Pero 52 fondos tuvieron rentabilidad negativa en estos tres lustros: el peor perdió un 74% en quince años, lo cual no debe ser agradable para sus partícipes. El mejor, en cambio, acumuló un rendimiento total del 511%.

El mismo análisis muestra los curiosos resultados de un experimento: 248 escolares consiguieron mejor rentabilidad promedia que los fondos de inversión en renta variable en el periodo 2002-2012. Y 72 de estos 248 escolares superaron la rentabilidad de todos los fondos. La rentabilidad media de los escolares fue del 105% y la de los fondos, del 71%.

Los 614 fondos españoles con más de quince años analizados por el estudio del profesor Pablo Fernández son, sin duda, una muestra muy significativa del mercado y, por tanto, queda claro que demasiados fondos parecen funcionar sólo para proporcionar comisiones a la entidad que los gestiona, pero apenas dejan migajas para el partícipe. Aunque lo peor es que estos pobres resultados, o incluso los rendimientos negativos, no se producen en un mal año, o por culpa de una mala racha, o de una crisis general de los mercados, sino que son sistemáticos, a lo largo que nada menos que quince años.

Estos 614 fondos no son todo el mercado, ya que hay 2.701 fondos de inversión de gestoras españolas (según los datos de Inverco, la asociación del sector), a los que hay que añadir los 1.228 comercializados en España por gestoras internacionales. Esta es la buena noticia: que el inversor tiene mucho donde elegir y, si acierta o está bien asesorado, puede encontrar productos con muchas mejores prestaciones que las decepcionantes de algunos de los analizados por el citado estudio del profesor Fernández. Así que no se desanimen: de verdad que hay muchísimo gestores de fondos capaces de superar, siempre y holgadamente, los resultados logrados por un grupo de escolares, por un simio o incluso por un colega de mi profesión disfrazado de simio.