La resistencia del bipartidismo imperfecto

Fernando González Urbaneja | El gobierno español, socialcomunista según su vicepresidente 2º, hace votos por una continuidad hasta agotar la legislatura (diciembre de 2023). Pero evidencia tensiones internas más propias de la confrontación entre gobierno y oposición que de los debates internos propios de un gobierno de coalición.

Todo ello en medio de una crisis sanitaria y económica que no tiene precedentes, frente a la cual el desempeño gubernamental va de mediocre a muy deficiente. El gobierno tiene a su favor para durar que el desempeño de la oposición resulta tan decepcionante como el del gobierno; una oposición agobiada por divisiones y crisis internas que no supera,  que se acentúan ante la incapacidad para superar los viejos errores (más que errores) que se quisieron enterrar.

Este cuadro lleva a los electores a optar por lo menos malo, a no cambiar por si empeora. Como prueba sirven las encuestas que, aunque carecen de relevancia cuando las elecciones están lejos, muestran una ciudadanía decepcionada, poco movilizada y sin cambios apreciables en la intención de voto. Los dos partidos centrales están, más o menos, donde estaban hace un año, en las últimas elecciones de finales de 2019.  

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