Tomar la temperatura al cambio climático: una perspectiva de inversión

Aberdeen Standard Investments | En diciembre de 2020 se cumplió el quinto aniversario del Acuerdo Climático de París. A pesar de todas las promesas hechas durante las negociaciones, lamentablemente los países ya se han retrasado en sus compromisos para limitar el calentamiento global. Pero, ¿podría estar cambiando la situación? Lo analizamos en detalle.

El Acuerdo de París: cinco años después

Como decíamos, en diciembre del año pasado se cumplió el quinto aniversario del Acuerdo de París sobre el Clima. Su objetivo es «mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C respecto a los niveles preindustriales y seguir esforzándose por limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C». Sin embargo, a pesar de todas las promesas hechas durante las conversaciones, los países están bastante rezagados en sus compromisos para limitar el calentamiento global. De hecho, el mundo necesita reducir las emisiones a la mitad para 2030 para tener la oportunidad de limitar el calentamiento a 1,5ºC.

¿Qué es lo que está frenando el progreso? ¿Cuáles son las soluciones? ¿Y qué significa esto para los inversores?

El problema

El Acuerdo Climático de París ha fracasado en particular a la hora de cumplir con su cometido. Según el informe de la ONU sobre la brecha de emisiones de 2020, si no se toman medidas drásticas, la temperatura podría aumentar más de 3°C este siglo. Este aumento dejaría inhabitables grandes zonas del planeta, causaría extinciones masivas y provocaría migraciones a gran escala. En la actualidad, nuestros propios análisis apoyan la conclusión de que vamos camino de un calentamiento de 2,5 °C en el mundo.

El fallo es múltiple. En particular, los flujos financieros se están quedando cortos. La Agencia Internacional de la Energía estima que el mundo necesita asignar inmediatamente alrededor de 3,5 billones de dólares al año para financiar la descarbonización del sistema energético mundial a la velocidad y escala que implica el Acuerdo de París. En la actualidad, el mundo está asignando sólo alrededor de la mitad de dicha cantidad. Este déficit se debe en gran medida a que las políticas y los compromisos de los gobiernos mundiales no se ajustan con los objetivos del Acuerdo de París.

Motivos para el optimismo

Pero incluso con este sombrío telón de fondo, la percepción en torno al cambio climático está cambiando. Tras la marcha de Trump, el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, volverá a unirse al Acuerdo de París. El compromiso de China de llegar a la neutralidad en 2060 sorprendió a muchos y podría ser una señal de cambio positivo. Las intenciones en Europa son especialmente alentadoras, sobre todo en lo que respecta a su Green Deal de 1 billón de euros.

De hecho, según el informe Gap de la ONU, el hecho más «significativo» de 2020 fue el creciente número de empresas, ciudades, inversores, universidades y otros actores que se comprometieron a ser neutros en carbono para 2050. No debemos subestimar la magnitud de este hecho. En conjunto, los comprometidos con la neutralidad representan más del 50% del PIB mundial y el 25% de las emisiones.

Lo más importante es que la transición energética está en marcha. La innovación del sector privado ha empezado a generar una caída en los precios de las energías renovables, como la solar. Diversas empresas, entre ellas algunas de las principales petroleras, se están sentando y tomando nota.

Evaluar el impacto de las diferentes rutas climáticas

Desde el petróleo y el gas hasta la construcción, pasando por el comercio minorista y los servicios públicos, el análisis detallado de los escenarios climáticos es cada vez más importante para medir y evaluar el modo en que los distintos sectores abordan la transición energética. También es esencial para ayudar a identificar a los líderes frente a los rezagados dentro de estos sectores.

El análisis de escenarios climáticos es, por tanto, una parte vital de nuestra actividad de inversión. Nos permite evaluar el impacto financiero en los activos actuales de diferentes trayectorias climáticas, que van de 1,5°C a 4°C. Esto nos proporciona la visión de futuro que necesitamos para incorporar con solidez los riesgos y oportunidades que genera el cambio climático en nuestra toma de decisiones de inversión.

También es una aportación clave para crear para nuestros clientes productos líderes orientados al clima. Este análisis nos ayuda a comprender el impacto de las vías climáticas alineadas con los objetivos de París y a identificar las empresas que podrían beneficiarse de la transición energética.

Oportunidades de inversión

La demanda por parte de los clientes de soluciones de inversión alineadas con los objetivos de París está creciendo rápidamente. Por ejemplo, la Net Zero Asset Owner Alliance de la ONU está formada por inversores con activos combinados de más de 5 billones de dólares (y en aumento). Cada inversor se ha comprometido a tener carteras cero neto  para 2050 y a contar con objetivos intermedios verificables, aunque algunos hayan establecido ciertas advertencias relacionadas con la evolución de la política mundial.

Al igual que en el caso de la transición energética, los compromisos de emisiones cero neto producirán probablemente ganadores y perdedores, ya que algunas empresas cumplirán sus objetivos y otras se quedarán atrás. Para separar a unos de otros, será necesario realizar un análisis de lo que cada empresa entiende por un compromiso de emisiones cero neto para 2050 o por el establecimiento de otros objetivos relacionados con los factores ESG.

Por ejemplo, ¿se está reflejando ya el compromiso de una empresa en los planes de inversión de capital a más corto plazo? ¿Se limita a sus propias emisiones o incluye las de sus proveedores? Creemos que hay múltiples vías que se entrecruzan en el camino hacia la sostenibilidad, y los inversores deben ser conscientes de las implicaciones.

Nuestro papel como gestores de activos

En ASI apoyamos firmemente los objetivos del Acuerdo de París. Nos comprometemos a desempeñar un papel constructivo en la descarbonización de la economía mundial y a servir a los intereses a largo plazo de nuestros clientes. Como inversores, tenemos un papel fundamental en la puesta en práctica de la transición y nos centramos en tres áreas.

En primer lugar, integramos plenamente los riesgos y oportunidades del cambio climático en todas nuestras decisiones de inversión. En segundo lugar, desarrollamos continuamente nuestras capacidades y productos para que nuestros clientes puedan alcanzar sus objetivos de emisiones cero neto. En tercer lugar, trabajamos con las empresas en las que invertimos,  con las iniciativas del sector y con los clientes para tener un impacto real en la transición energética. Para ello, colaboramos activamente con empresas de todo el espectro corporativo, interpelándolas y ofreciéndoles asesoramiento en su camino hacia un mundo cero neto.

Conclusión

Por último, una llamada a la acción. En noviembre de 2021, el Reino Unido acogerá la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Para muchos -incluidos nosotros- este debe ser el año de la acción climática y de la puesta en práctica, y no solo el de las promesas. Creemos que se han sentado las bases para emprender iniciativas interesantes y que el coste de un mayor retraso será grande.