Luz verde al paquete fiscal de Biden por 1,9 billones de dólares

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Bankia Estudios | En línea con los objetivos de los primeros 100 días de su gobierno, el presidente Biden completó el proceso de aprobación de un nuevo paquete fiscal por 1,9 billones de usd, haciendo uso de la mayoría demócrata, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. El plan incluye una nueva ronda de cheques y alivios fiscales a las familias, extensiones en las ayudas a los desempleados, apoyo financiero a las administraciones regionales, ayudas a las empresas en dificultades y un mayor gasto sanitario. Junto al paquete aprobado en diciembre (0,9 billones de usd), la economía americana recibirá estímulos fiscales por 13% del PIB, cuantía similar a lo aprobado durante el 2020 y superior a otros países desarrollados. El siguiente objetivo de la administración Biden se centra en un plan de inversiones públicas en infraestructuras, que pudiera rondar los 2 billones de usd.

El Presidente Biden firmará oficialmente esta semana el decreto de ley para la ejecución de un paquete fiscal por 1,9 billones de usd, el de segunda mayor cuantía en la historia del país después de los 2,2 billones aprobados en marzo del 2020, cuando estallaba la crisis del Covid-19. El plan fue aprobado a través del proceso de reconciliación presupuestaria, que permitió su legislación con mayoría simple en la Cámara de Representantes y, crucialmente, en el Senado, donde el partido demócrata goza con tan solo un voto adicional que los republicanos (el de la Vicepresidenta Kamala Harris) tras la victoria de dos escaños en enero en el estado de Georgia. Su aprobación representa un triunfo importante para la entrante administración de Biden.

El grueso de las medidas está orientado en apoyar la renta disponible de los hogares, principalmente a través de transferencias directas y alivios tributarios, que incluye:

  • Una nueva ronda de cheques a las familias (por un valor de 410.000 millones de usd), por 1.400 usd por adulto con ingresos anuales hasta los 75.000 usd (150.000 para parejas), que se ajusta a la baja gradualmente hasta cubrir individuos con ingresos hasta los 80.000 usd (160.000 para parejas).
  • Extensión hasta septiembre de las ayudas a los desempleados (por un valor de 246.000 millones), que incluye el complemento federal al subsidio por desempleo por 300 usd semanales.
  • Extensión de los créditos tributarios a las familias con hijos dependientes para el año 2021 (por un valor de 143.000 millones), aumentando su cuantía hasta los 3.000 usd desde 2.000 usd.
  • Apoyo financiero a los gobiernos regionales y locales, por un valor de 360.000 millones.
  • Mayor gasto sanitario, por unos 123.000 millones, principalmente para acelerar el programa de vacunación y el plan de testeo masivo de Covid-19.
  • Apoyo al sector educativo por 176.000 millones, para facilitar el proceso de reapertura de los centros educativos a lo largo del país.
  • Otras medidas por 442.000 millones, que incluyen la extensión de la moratoria en el pago de alquiler, así como apoyo financiero a las Pymes y a otros sectores afectados por la crisis, como las aerolíneas o los restaurantes.
  • El paquete no incluye la subida del salario mínimo propuesta por Biden (desde 7,25 usd por hora hasta 15 usd), debido a que, legalmente, no puede ser aprobado con mayoría simple en el Senado.


En grandes cifras, el plan fiscal de Biden distribuirá unos 700.000 millones usd a estados, instituciones locales y otros entes públicos, en torno a 1 billón en ayudas a familias y sobre 200.000 millones a empresas y negocios vulnerables. El paquete fiscal será financiado, en su totalidad, a través de un mayor déficit fiscal, que se ubicó al cierre del año fiscal 2020 en torno al 16% del PIB. Como resultado, el stock de deuda pública, 130% del PIB en el 2020, de acuerdo al FMI, se incrementará este año, aunque en menor cuantía gracias al esperado rebote en el PIB nominal. Al incorporar el plan legislado en diciembre, por unos 0,9 billones usd, la economía estadounidense recibirá estímulos fiscales próximos a los 3 billones, alrededor del 13% del PIB, cuantía similar a la aprobada a lo largo del 2020 y muy superior a otros países desarrollados. Asumiendo un multiplicador fiscal medio en torno al 0,6 (el multiplicador por medida ronda entre 0,2 y 0,8), estimamos que estas medidas generen un impulso en la economía equivalente al 7% del PIB, repartido a lo largo de los próximos tres años (sobre todo en 2021 y 2022). Un shock de esta magnitud tendrá un importante impacto global: el paquete fiscal de EEUU podría significar un estímulo de 1% del PIB para el PIB mundial, de acuerdo a las estimaciones de la OCDE, a través de los efectos secundarios de la mayor demanda en EEUU.

Un paquete de inversión pública, enfocado en mayor gasto de infraestructura, es el siguiente ítem en la agenda de Biden. El plan del gobierno del presidente incluye un plan adicional fiscal que podría alcanzar los 2 billones usd, para el período comprendido entre finales de 2021 y finales de 2024. Las medidas están orientadas en incrementar la competitividad y productividad de la economía americana, a través de un plan de inversión pública para modernizar infraestructuras, respetando los compromisos de reducción de emisión de gases con efecto invernadero (para alcanzar una emisión neta en 2050). A diferencia de los paquetes aprobados en los últimos meses, el gobierno espera financiar parte del plan de inversiones públicas con subidas de impuestos a las sociedades (desde 21% actual hasta el 28%) y en el IRPF de las rentas más altas (desde 37% a 39,6% en el tramo más elevado). No obstante, dichas medidas requerirían el apoyo parcial del partido republicano en el Senado (al menos 10 votos), lo que avecina un período de difíciles negociaciones en los próximos meses. A inicios de marzo, el presidente ya mantuvo la primera reunión para discutir las perspectivas del plan con un grupo de congresistas demócratas y republicanos.

En definitiva, tras un sólido inicio del año, la recuperación de la primera economía del mundo previsiblemente tomará mayor fuerza en los próximos trimestres, con un repunte importante de la demanda interna por los enormes apoyos fiscales y al gradual levantamiento de las restricciones a la movilidad que está permitiendo el rápido avance en el programa de vacunación (ya se aproxima al 20% de la población).

Estimamos que el PIB se expanda un 6,5% en el conjunto del año y que la economía retome el nivel de actividad previo al Covid-19 en el segundo trimestre de 2021, mucho antes que otras grandes economías desarrolladas (se espera que, en la UEM, por ejemplo, este nivel se alcance a finales del 2022). Las perspectivas para la inflación también son alcistas: estimamos que el IPC se acelere en los próximos meses, por el repunte en los precios de la energía, el rebote en la demanda y efectos de base positivos en los componentes subyacentes, aunque la mayor parte de esta subida será transitoria. Con la economía aún muy lejos de alcanzar el nivel consistente con pleno empleo (quedan por recuperar 9,5 millones de puestos de trabajo), descartamos que el proceso de reactivación sea respondido con una retirada prematura de los estímulos monetarios de la Fed; al menos no será en 2021.