China se reafirma como superpotencia, ahora ‘mira al mundo a los ojos’

Olivier de Berranger

Olivier de Berranger (La Financière de L’Echiquier) | Si bien la crisis del Covid no parece haber sido la ruptura brutal tantas veces anunciada, habrá sido un acelerador importante de tendencias.

Expansión monetaria, apoyos presupuestarios sin precedentes, concienciación de los desafíos medioambientales, boom del comercio electrónico, auge del trabajo a distancia, aumento de las desigualdades: a nivel económico y social, la lista es larga.

También desde el punto de vista geopolítico, esta crisis habrá actuado como un potente acelerador de tendencias: China se ha afirmado como superpotencia, el panda gigante se ha convertido en un dragón.

Impulsado por una pandemia controlada y una recuperación económica precoz, el peso de China en la economía mundial nunca ha pesado tanto. Y aunque la imagen del Reino del Medio se haya deteriorado en Europa o en Estados Unidos debido a la falta de transparencia sobre el origen de la crisis sanitaria, China muestra ahora una confianza en sí misma inquebrantable. Su postura es la de una superpotencia dispuesta a asumir este papel, como ha indicado claramente Xi Jinping a la Asamblea Popular a principios de marzo: «ahora China puede mirar al mundo a los ojos».

Varios elementos recientes lo ilustran, como es el caso de la primera reunión diplomática de la era Biden entre responsables estadounidenses y chinos. Ningún compromiso parece posible sobre la independencia de Hong Kong o de Taiwán, el destino que se le vaya a dar a la minoría uigur ni las cuestiones de soberanía en el mar de China Meridional. Frente a las sanciones europeas provocadas por las violaciones de los derechos humanos sufridos por los uigures en Xinjiang, China ha respondido inmediatamente con la decisión de tomar represalias. En los últimos días, el campo de batalla ideológico también se ha desplazado al frente comercial. Como resultado, H&M, Nike o Adidas son objeto de llamadas a un boicot al que se ha dado amplia difusión en la prensa y las redes sociales chinas. Estas empresas tienen en común que han renunciado al algodón de Xinjiang, región sobre la que planean serias sospechas de recurso al trabajo forzoso. Cuidado con quien acaricie al dragón chino en sentido contrario a sus escamas, pues se expone directamente a que vuelva el fuego del poder chino.

A pesar de que China refuerza un poco más su postura soberanista en cuestiones políticas o sociales, en el frente financiero está tomando el camino opuesto. La apertura de sus mercados financieros nunca ha sido tan importante para los inversores extranjeros, y su moneda se está convirtiendo poco a poco en un referente mundial para el comercio o para acumular. Ya sea en acciones u obligaciones, la profundidad y la gama de los valores cotizados chinos ya no tienen nada que envidiar al mercado estadounidense. Para el inversor que busca diversificar, no sería aconsejable que excluya de facto una exposición en esta zona, principal motor del crecimiento mundial, tanto en 2020 -el año de la recesión global-, como en 2021 -un año probablemente marcado por la euforia del crecimiento-. Tal exposición puede ser directa, invirtiendo en valores chinos, o indirectamente, a través de empresas occidentales que realicen una parte significativa de su facturación en China.

En la zona euro, la encuesta de marzo sobre el sector manufacturero alcanzó el 62,4, un nivel récord desde su creación en 1997, muy por encima del nivel neutral de 50. Al otro lado del Atlántico son los servicios los que baten un récord de los últimos casi 7 años. La recuperación económica, que se anuncia vigorosa, sigue estando a merced de nuevas limitaciones sanitarias que podrían endurecerse con los inicios de una nueva ola en la mayoría de los países occidentales.

3) La selección de valores de la semana: NORMA Group – Confianza para 2021

La actualidad. Se espera que el líder mundial en tecnologías de conexión y componentes de ensamblaje de maquinaria vuelva, ya en 2021, a sus niveles de margen previos a la crisis.

Nuestro análisis. En 2020, el grupo alemán registró un descenso en su volumen de negocios del 13,4%, hasta los 952,2 millones de euros (-12,1% en crecimiento orgánico); un primer año de descenso desde 2010, debido principalmente a la crisis sanitaria. Sin embargo, su exposición del 45% al sector automovilístico también tiene que ver en ello, puesto que el sector ya estaba muy afectado antes de la crisis. Desde un punto de vista geográfico, NORMA Group ha sufrido a ambos lados del Atlántico, estando expuesto a América en un 40% y a Europa, Oriente Medio y África (EMEA) en un 43%. Su actividad se divide en dos sectores principales: la ingeniería, dedicada a una clientela de fabricantes de equipos, y las aplicaciones industriales, que el grupo comercializa bajo marca propia a distribuidores, mayoristas y empresas de servicios. Se observa el inicio de una recuperación de la actividad en el cuarto trimestre de 2020, con un crecimiento del 3,8%. En 2020 el grupo ha registrado una rentabilidad del 5,7%, un margen débil que se explica en parte por la implementación de un plan de reestructuración decidido a finales de 2019. Esto debería permitir que el grupo vuelva a niveles de rentabilidad superiores al 13% desde 2021, gracias al ahorro de costes realizado a lo largo de los próximos 4 años. En cuanto a la deuda, NORMA Group cuenta con un apalancamiento financiero satisfactorio gracias a una reducción de 80 millones en su deuda neta. A más largo plazo, el ahorro de costes generado por el programa ‘Get on Track’ debería permitir que el grupo vuelva a su margen EBITDA histórico del 17% a más tardar en 2023.

En conclusión. El título, que opera en la Bolsa de Frankfurt, cotiza a 8,5 veces su EBITDA 2021 y a 7 veces el EBITDA 2022, lo cual representa un nivel de valoración bajo en comparación con su promedio histórico. Las perspectivas para 2021, muy precisas, nos parece que se basan en un escenario prudente.