El mercado está corrigiendo supuestos erróneos

Robert Almeida, gestor de carteras y estratega de inversión mundial de MFS Investment Management |

Inflación

En las últimas semanas, diversos datos de inflación han pillado al mercado por sorpresa. Sin embargo, no sorprendieron a las personas que compran alimentos, pagan facturas de suministros o abonan una renta. Los precios de las materias primas se han disparado y han superado a los precios de las acciones desde comienzos de año, si bien lo más grave para los hogares ha sido el coste de los artículos de primera necesidad, como huevos, leche, electricidad o vivienda, cuyos precios no revelan una trayectoria típica de deflación.

Los nuevos supuestos del mercado

Los activos financieros, incluidas las letras del Tesoro estadounidense y los bonos soberanos, representan probabilidades ponderadas acerca de la evolución (del flujo de efectivo) en el futuro. Cuando la información nueva sobre esas probabilidades cambia, los precios de los activos se ajustan. Cuando la volatilidad de los precios financieros es elevada, esto quiere decir que el mercado corrige supuestos erróneos y denota una mayor incertidumbre. En los últimos meses de 2023, los inversores siguieron las indicaciones de los bancos centrales. Comenzaron a descontar que la inflación cedería hasta los niveles deseados, lo cual se traduciría en una moderación de la política monetaria y unas curvas de tipos de la deuda soberana más suavizadas. Sin lugar a dudas, se trataba de suposiciones muy aventuradas. Como saben los lectores de Strategist Corner y los clientes de MFS, ese no era nuestro escenario central. Nuestros analistas escuchaban de los equipos directivos de las empresas que persistía la escasez de mano de obra. Preveíamos que este extremo mantendría elevada la demanda agregada y restringiría el tipo de moderación de la política monetaria que el mercado deseaba. ¿Y ahora qué?

Conclusión

Me gustaría ser franco: no estoy sugiriendo que la política monetaria vaya a endurecerse o que las curvas de tipos vayan a pronunciarse. Creo que el mercado ha subestimado las repercusiones de este cambio de paradigma. Aunque los tipos acabarán bajando, puede que no se trate de un descenso en línea recta como preveía el mercado. Nuestro mundo no es así de sencillo. Más importante todavía es que, a medida que el mundo se adapte, las empresas, cuyos flujos de beneficio procedían principalmente de deuda y mano de obra baratas, sucumbirán a la tensión de los balances. A diferencia de lo que sucedía durante el régimen de bajo coste, las empresas que no estén preparadas para esta evolución obtendrán resultados financieros decepcionantes. Consideramos que evitar esos activos financieros podría ser positivo para los asesores y los gestores discrecionales.