Michaël Nizard (Edmond de Rothschild AM) |La retirada de Biden no es una gran sorpresa para los mercados. Dicho esto, el anuncio de su retirada de la carrera presidencial hace que la victoria de Trump sea menos segura y animará aún más este periodo preelectoral. Como señal de la creciente expectación en torno a la salida de Biden, cabe señalar que la probabilidad de una victoria de Trump ya había empezado a disminuir desde el 15 de julio, cayendo de un máximo histórico del 66% al 58% el pasado viernes, a favor de Kamala Harris. La probabilidad de una victoria de Trump podría seguir deslizándose tras la remodelación de la candidatura del bando demócrata, pero se espera que aún se mantenga en un nivel alto dado el fuerte impulso de la campaña Trump-Vance.
Desde el punto de vista de los mercados, este acontecimiento político bastante raro -visto por última vez en 1968, cuando el presidente Johnson se retiró- añade cierta volatilidad, precisamente cuando la situación económica muestra signos de estancamiento, mientras que los anuncios de los resultados trimestrales también muestran algunos signos de debilidad, particularmente en el sector de consumo. Por otro lado, esto podría reducir los flujos del «Trump Trade» relacionados con medidas percibidas como reflacionistas, como el aumento del 10% de los aranceles universales, el impuesto del 60% sobre los productos chinos, la reducción del tipo del impuesto de sociedades, las medidas contra los flujos de inmigración y los cambios regulatorios. No obstante, resulta que los flujos de reposicionamiento relacionados con Trump aún no han sido masivos, y el mantenimiento de una alta probabilidad para el bando republicano podría conservar cierto atractivo para el «Trump Trade».
A corto plazo, en relación con la retirada de Biden, no sería sorprendente ver una ligera recuperación de los activos de riesgo europeos en comparación con los Estados Unidos después de varias semanas de claro rendimiento inferior. De hecho, varios estudios econométricos muestran impactos significativos en el crecimiento europeo, en torno al 1%, en caso de un resurgimiento de las fuertes tensiones comerciales relacionadas con Trump 2.0. En cuanto a la rotación sectorial en curso, creemos que puede continuar, y el reciente bajo rendimiento del sector tecnológico dependerá más de la próxima temporada de resultados que de la situación política nacional. En cuanto al dólar, el candidato republicano se ha mostrado bastante favorable a una depreciación del billete verde en interés primordial de los fabricantes estadounidenses. Explicamos la caída del dólar en julio más bien como una respuesta a la relajación de los tipos estadounidenses y a la inminencia de la primera bajada de tipos de la FED en septiembre. Así pues, consideramos que el dólar se estabilizará a la espera de nuevos datos. A más largo plazo, la ampliación de los déficits estadounidenses planteará la cuestión de la sostenibilidad de su financiación y de la valoración del dólar.