Franck Dixmier (Allianz GI) | A finales de 2023, la percepción del mercado de que la Reserva Federal estadounidense (Fed) había llegado al final de su ciclo de ajuste monetario impulsó un fuerte repunte de los bonos, alimentado por expectativas cada vez más agresivas de recortes de tipos. En el punto culminante de estas expectativas, los mercados preveían 160 puntos básicos (pb) de recortes en 2024, con una certeza del 100% del primer recorte en marzo de 2024.
Desde entonces, los miembros de la Fed han tratado de moderar el optimismo de los inversores, abogando por un calendario de recortes de tipos más largo de lo que anticipaban los mercados. En vista de ello, los inversores han rebajado sus expectativas de recortes en 2024 (que ahora se sitúan en 142 puntos básicos) y el momento en el que podría producirse el primer recorte de tipos (ahora sólo el 52% espera un recorte en la reunión de marzo). Pero, en nuestra opinión, los mercados siguen siendo poco realistas en sus expectativas.
Creemos que aún es pronto para que la Fed contemple un giro en su política monetaria.
A pesar del ajuste general de la política monetaria en los dos últimos años, el crecimiento sigue siendo sorprendentemente sólido. Las perspectivas de que se produzca un aterrizaje, evitando una recesión, parece estar materializándose, ya que el crecimiento en el cuarto trimestre de 2023 será del +3,3%, por encima +2% previsto. Esta mayor fortaleza se apoya en el consumo de los hogares, el cual se está viendo respaldado por un aumento de los salarios reales, así como en la inversión, gracias a una política fiscal que respalda la economía.
Para la Fed, la solidez de la economía es positiva: demuestra que el banco central no ha ido demasiado lejos en el endurecimiento de las condiciones monetarias. Por tanto, ahora puede concentrarse en controlar la inflación. Y es que, y aunque ésta se esté suavizando, todavía no ha llegado al objetivo establecido por la Fed. Las últimas cifras de inflación general fueron ligeramente superiores a lo previsto, con un índice de precios al consumo (IPC) del +3,4% en diciembre, frente al +3,2% esperado, y un IPC subyacente del +3,9% el mismo mes, frente al +3,8% previsto. Por otra parte, la inflación subyacente de los gastos de consumo personal (PCE), el indicador preferido de la Fed, cayó más bruscamente de lo previsto, al 2,9% en diciembre en lugar del 3%.
Así pues, creemos que la Fed debería iniciar un recorte de tipos cuando esté segura de que la inflación se está aproximando a su objetivo. De cara a esta reunión, esperamos que la Fed reafirme su compromiso con un enfoque basado en los datos, sin dar una fecha concreta sobre cuándo realizará su primer recorte de tipos. En este sentido, no esperamos la primera bajada hasta el segundo semestre del año.
Tampoco prevemos que los mercados reaccionen de forma significativa después de la reunión (como ocurrió tras la reunión del Banco Central Europeo del 25 de enero). Con los tipos a largo plazo 30 puntos básicos por encima de su mínimo de diciembre de 2023, creemos que el potencial de una nueva corrección de los tipos parece reducido, incluso si el presidente de la Fed, Jerome Powell, realiza un discurso más agresivo de lo esperado. Por ello, buscamos sacar partido de cualquier debilidad del mercado para aumentar nuestra exposición a la duración.