¿Cómo pueden prepararse los inversores en real estate para los shocks geopolíticos?

Ignacio Resusta (UBS AM) | El estallido del conflicto en Ucrania en 2022 y en Gaza en 2023, así como las crecientes tensiones entre China y Taiwán, han provocado un aumento de la incertidumbre geopolítica en los dos últimos años. Aparte de sus efectos sobre la confianza de los consumidores y las empresas, el gran peso de los países implicados y su impacto en los mercados energéticos mundiales hacen que estos conflictos tengan el potencial de desencadenar una recesión global. Las restricciones a los suministros de gas procedentes de Rusia a principios de 2022 fueron un anticipo en Europa de lo que una escalada en Oriente Medio podría significar para el suministro y los precios de la energía y, en consecuencia, para la economía mundial.

Para los inversores en real estate, esto significa que es más importante observar el panorama local, ya que los riesgos y las oportunidades varían mucho de un mercado a otro. En consecuencia, la diversificación es más importante que nunca. Los sectores resistentes a las crisis o, al menos, sólidos frente a ellas, ganan más atractivo. El sector residencial suele mostrar menos correlación con los ciclos económicos y, como tal, suele considerarse un sector refugio. La importante escasez de viviendas en muchas ciudades de las economías avanzadas permite aumentos sustanciales de los alquileres, lo que respalda este argumento.

Aunque más estrechamente vinculado a los ciclos económicos, es probable que el sector industrial se beneficie del aumento de los riesgos geopolíticos y de la consiguiente menor dependencia de las cadenas de suministro globales, lo que dará lugar a un auge de la desglobalización que presenta un argumento de inversión para los inversores inmobiliarios en épocas de fuertes tensiones geopolíticas. Al mismo tiempo, los inmuebles logísticos centrados en el comercio internacional podrían verse expuestos a economías cada vez más locales.