Resolver el cubo de Rubik: inversión basada en sistemas

Deepshikha Singh (La Française AM) | El concepto de policrisis popularizado por el Foro Económico Mundial (FEM) en su Informe de Riesgos Globales 2023, se refiere a un estado en el que se entrecruzan múltiples crisis, cuyas causas y procesos están indisolublemente unidos para crear efectos combinados. El informe advierte de que el mundo se enfrentaba al riesgo de una policrisis emergente en relación con «la escasez de recursos naturales tale como alimentos, agua y metales y minerales» de aquí a 2030. Un año después, las complejidades a las que nos enfrentamos en el mundo actual siguen siendo igual de desafiantes, si no más. Aproximadamente el 10% (783 millones de personas) de la población mundial estará desnutrida en 2023. Además, el número de personas que viven en la pobreza extrema ha aumentado a casi 700 millones, una parte significativa de las cuales vive en zonas afectadas por conflictos. Desde las guerras en Gaza y Ucrania hasta las enfrentamientos en Oriente Medio, los conflictos y la violencia han provocado migraciones masivas, inseguridad alimentaria y energética y trastornos en el comercio que han causado efectos dominó en toda la sociedad. Los 2,2 millones de habitantes de Gaza se enfrentan al riesgo de hambruna mientras dure la guerra. Los riesgos geopolíticos también han aumentado la probabilidad de recesión en Europa y Estados Unidos, mientras que las economías de varios países emergentes como Líbano, Argentina, Sri Lanka y Bangladesh ya se sostienen con un hilo. 

En todo el planeta, las emergencias climáticas imprevistas que ocurrieron en 2023 -como las lluvias torrenciales en el sudeste asiático y las sequías en África- se han cobrado miles de vidas, han causado miles de millones en infraestructuras y daños económicos y han desplazado a poblaciones vulnerables.  Durante la clausura de la COP28, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hizo un llamamiento para recaudar 46.400 millones de dólares para 2024, con el fin de ayudar a 181 millones de personas en todo el mundo que padecen hambrunas y enfermedades o sufren desplazamientos masivos como consecuencia de conflictos, emergencias climáticas y el colapso de las economías. Personas, planeta y beneficios: las tres P (People, Planet and Profit) están amenazadas en esta era de policrisis.

Los grandes problemas requieren medidas contundentes. Para hacer frente a la policrisis que estamos experimentando, la sociedad necesita invertir en un cambio transformador en múltiples ecosistemas planetarios, sociales y económicos. La inversión basada en sistemas o inversión transformadora es una escuela de inversión que se guía teóricamente por una teoría sistémica del cambio y que aplica un enfoque de intervención sistémica integral. Aunque todavía no existe una definición técnica, bajo el paraguas de la inversión sostenible, la inversión transformadora debería tener como objetivo dirigir los recursos financieros sistémicamente hacia el apoyo a la transformación de una forma de hacer las cosas a otra. Esto se opone a la inversión de impacto, que suele centrarse en empresas individuales. La inversión en el cambio sistémico también difiere de la inversión temática tradicional, ya que sigue un enfoque de inversión holístico, es decir, considera las compensaciones y sinergias entre múltiples temas de sostenibilidad, en lugar de sólo uno (por ejemplo, el cambio climático). La sociedad, el clima, la economía y la naturaleza forman un nexo muy interconectado: no podemos pasar por alto uno en beneficio de otro.

Resolver el cubo de Rubik

La solución a la policrisis es como resolver un cubo de Rubik: hay que resolver las seis caras del rompecabezas, lo que exige hacer concesiones y retroceder, sin perder de vista el resultado final.

2023 ha sido un año decisivo para que la «visión de túnel del carbono» sea cosa del pasado. Más empresas e inversores han reconocido que las soluciones sociales y medioambientales holísticas acercarán a la sociedad a un futuro resiliente, en lugar de limitarse a optimizar el secuestro de carbono. Las implicaciones del cambio climático para la salud se tuvieron en cuenta en las propuestas climáticas del 91% de los gobiernos en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) , aunque la mayoría de estas propuestas de promoción de la salud siguen sin financiación. El gran salto de la IA Generativa se considera tan transformador como la invención de la imprenta, pero la industria también se ha enfrentado a cuestiones esenciales sobre sus impactos sociales y medioambientales potencialmente negativos [11].

En ocasiones, la agricultura regenerativa se considera una solución única para abordar las crisis climática, alimentaria y de la naturaleza. Sin embargo, los programas de agricultura regenerativa patrocinados por empresas que pagan a los agricultores para que apliquen prácticas sostenibles no siempre benefician a las comunidades autóctonas, ya que estos programas suelen desarrollarse dentro de la propia cadena de suministro de la empresa. En algunos casos, también se ha descubierto que las prácticas de agricultura regenerativa contribuyen, sin saberlo, a la disminución del rendimiento de los cultivos (poniendo en peligro la seguridad alimentaria), y afectan negativamente a la biodiversidad fuera de las explotaciones o a la mitigación del cambio climático. Se ha descubierto que las variaciones contextuales, como el tipo de suelo y la topografía, son determinantes clave de los resultados en distintas geografías.  Las compañías, en colaboración con los agricultores, deben establecer un enfoque basado en los resultados para determinar la eficacia de las prácticas agrícolas regenerativas y adoptar métodos que se adapten a los contextos locales, abordando al mismo tiempo los problemas a nivel paisajístico y global.

La diversidad y la inclusión son temas cada vez más importantes desde la muerte de George Floyd en 2020. A lo largo de 2023, el papel de las comunidades locales y las poblaciones indígenas a la hora de abordar la pérdida de biodiversidad[14] y transformar los sistemas socioeconómicos cobró especial relevancia. La sociedad puede apoyarse en las poblaciones indígenas para abordar las crisis sistémicas a nivel local, atendiendo a sus propias necesidades y prioridades -resolviendo las caras del cubo de rubik de forma aislada- antes, o incluso en lugar, de buscar una solución universal. Las poblaciones indígenas son expertas en vivir con la incertidumbre y sacarle el máximo partido. De ellos puede aprender la sociedad a vivir en un mundo cada vez más incierto.

También es importante señalar que no se puede priorizar sistemáticamente una crisis sobre otra, ni suponer que todo el mundo comparte las mismas prioridades. Los responsables políticos del Norte pueden articular crisis muy diferentes a los del Sur, lo que afecta a cómo se formulan las respuestas. Un enfoque de talla única puede, a veces, conducir inadvertidamente de una crisis a otra. La investigación ha demostrado que las acciones para contener la covid-19 tuvieron un impacto económico devastador en los países pobres de todo el mundo. A la hora de prepararse para futuras pandemias, los sistemas de infraestructuras y las respuestas políticas deben adaptarse cuidadosamente a las consideraciones locales y regionales.

Sin embargo, estas consideraciones también pueden impedir y/o retrasar las intervenciones sobre una «crisis única» potencialmente peligrosa, e incluso urgente; por ejemplo, abstenerse de actuar inmediatamente sobre una, por miedo a exacerbar otra – tener miedo a estropear una cara resuelta. Este escenario se reprodujo en la recién concluida COP28, en la que el consenso mundial oficial abogó por un enfoque de abandono progresivo de los combustibles fósiles en lugar de una eliminación gradual, en parte por la preocupación por la seguridad energética de las masas. Hay que hacer concesiones, pero ¿hay tiempo suficiente?

La inversión transformadora o basada en sistemas sigue siendo una práctica financiera y de sostenibilidad poco desarrollada. El sector de la inversión debe ser creativo e innovador a la hora de desarrollar el concepto, los procesos y los sistemas de infraestructura que le permitan adoptar un enfoque basado en los sistemas y presentar soluciones de financiación viables para la policrisis. Los mecanismos de financiación innovadores, como los canjes de deuda por naturaleza, las soluciones basadas en la naturaleza y las mejoras crediticias, fueron una parte fundamental de los debates de la COP28 para abordar la policrisis de la naturaleza, el clima y el colapso económico en los países/comunidades vulnerables. Según Sustainable Fitch18, se espera que el mercado de bonos sostenibles en 2024 exija cada vez más cobeneficios sociales en las emisiones relacionadas con la naturaleza o el clima. Por ejemplo, las emisiones podrían centrarse en ámbitos relacionados con la naturaleza en los que se identifiquen específicamente cobeneficios sociales, como la seguridad alimentaria, o en proyectos climáticos que también aporten beneficios a la salud pública. Nuestra esperanza no hace sino crecer para que esta tendencia se convierta en la norma, no en una excepción.