Santander | Necesario foco en la generación de caja. Y reducción de deuda. Un entorno de más crecimiento de lo esperado (en EEUU) es, en general, una excelente noticia para el mundo de crédito europeo. Que además disfruta de una incipiente recuperación de la demanda (EPFR + reciente primario más demandado) en un entorno de all-in yield mucho más atractivo que el que dejábamos en 2023.
Pero este nuevo escenario llega con condicionantes. Por un lado para las betas bajas, por el riesgo de que ese re-pricing de rates profundice en los retornos negativos de este tipo de activo a nivel YTD. Pero, sobre todo, para el mundo más apalancado, que tendrá que soportar ahora un entorno de tipos más alto de lo esperado durante más tiempo. Y, en esta situación, lógicamente el riesgo de accidentes aumenta. Y no sólo hablamos del mundo más vulnerable CCC donde el funding wall es mucho más pronunciado. También hablamos del mundo IG más cíclico.
Un buen botón de muestra lo encontrábamos ayer en Bayer (Baa2 n, BBB p) que, tras ver su acción desplomarse >50% desde abril, anunciaba un recorte del dividendo del 95% para preservar caja y enfocarse en la reducción de deuda tras la reciente frenética actividad de M&A y los litigios que la han acompañado. Los segmentos de la economía menos visibles, como el mundo del LevFin, siguen arrastrando los pies en este complicado entorno, como muestra el récord de extensiones de deuda (vs una casi ausencia de nuevas refinanciaciones – “extend and pretend” ) que tuvimos en 2023 (unos €26mm, bastante por encima de los 4 años previos en agregado – LCD). Y lo mismo ocurre para segmentos del mundo CRE, donde los préstamos de vintages de 2021 y 2022 tendrán que encontrar refinanciación en 2024 y 2025 (c€200mm cada año – Trepp, MSCI).