Los Bancos centrales de los mercados emergentes se enfrentan a presiones inflacionarias

Stefan Scheurer

Stefan Scheurer (Allianz GI) | Cuesta de creer que la primera mitad de 2021 ya haya pasado. No obstante, los mercados continúan avanzando hacia máximos históricos, respaldados por la fuerte y reciente aceleración de la economía mundial. Y esto, a pesar de la propagación de la denominada variante delta del coronavirus y, por consiguiente, de las nuevas y posibles restricciones de movilidad, especialmente en Asia. 

Según nuestros propios indicadores, los datos económicos mundiales mejoraron en junio por decimotercer mes consecutivo, pese a que continuaron las divergencias sectoriales y regionales. En China, el impulso económico ya se ha desacelerado desde principios de este año, y es probable que en Estados Unidos se haya alcanzado el pico del crecimiento en el segundo trimestre de 2021. En cambio, en Europa y a escala mundial, es de prever que no se alcance hasta el tercer trimestre de 2021. De cara al futuro, es probable que los mercados continúen centrándose en la dinámica de inflación subyacente, puesto que los indicadores mundiales de inflación, que ya han ganado impulso desde principios de año, volvieron a subir el mes pasado debido a unos efectos de base más marcados, al encarecimiento de las materias primas, la reducción de las brechas de producción y los cuellos de botella, que se hacen cada vez más visibles a medida que las economías vuelven a la normalidad. 

La combinación de un crecimiento más sólido y un repunte de la inflación ha llevado a los bancos centrales de los mercados emergentes a adoptar una postura más restrictiva (véase el gráfico de la semana). Este movimiento ha sido encabezado por los países con rating high yield, ya que la preocupación por la inflación y la estabilidad financiera ha llevado a estos bancos centrales a ser los primeros en iniciar el ciclo de subidas de tipos (por ejemplo, Turquía, Brasil y Rusia). Otros mercados emergentes se dirigen ahora hacia una normalización de la política monetaria (por ejemplo, Hungría y República Checa). En cambio, otras economías emergentes de Asia siguen lu- chando contra la rápida propagación de la variante delta y unas perspectivas económicas más débiles, a pesar de que el crecimiento mundial se está recuperando. Aunque 

las presiones inflacionistas han aumentado en todas las regiones, muchos bancos centrales de los mercados emergentes han seguido el ejemplo de la Fed y toleran con cautela unas presiones «temporales» sobre los precios. 

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