Ana Racionero (Intermoney) | La jornada de ayer daba un respiro y las rentabilidades cerraban a la baja, especialmente las del corto plazo, aumentando el empinamiento de las curvas. Las malas cifras de actividad en Europa y las declaraciones de diferentes miembros del BCE como Kazimir, de Guindos o Villeroy indicando que podríamos haber alcanzado el tipo terminal de interés daban pie a una recuperación de los bonos. Broadbent, del BOE, coincidía con ellos en que también en el Reino Unido se podría haber llegado al fin del ciclo de subidas de tipos. También del lado americano Mary Daly, de la FED de San Francisco, opinaba que podría ser que la Reserva Federal fuera capaz de mantener los tipos estables, ya que el endurecimiento del mercado de bonos resultaría tan restrictivo como una subida de tipos. La fuerte caída del precio del petróleo también jugaba un importante papel a favor de esta recuperación.
Las órdenes de fábrica alemanas daban hoy una alegría con un incremento en agosto del 3.9%, cuando se esperaba que subieran un 1.55 y después de haberse desplomado un 11.7% el mes anterior, provocando ventas de bonos a la apertura. En términos interanuales, si bien retrocedían un 4.2%, el retroceso era menor al -7.9% y mucho menor que el -10.5% de julio. La producción industrial crecía en el mismo periodo un modesto 0.2%, si bien venía de un descenso el mes anterior del -10%. Las ventas minoristas italianas caían en agosto un 0.4%, empeorando las previsiones de estancamiento. En términos interanuales, aumentaban un 2.4% desde el anterior 2.7%. Hoy se cerraba la emisión del nuevo BTP Valore a cinco años. Isabel Schnabel comentaba que, de materializarse los riesgos, eventualmente podrían hacerse necesarias subidas. El prestamista hipotecario Halifax dijo que, aunque los precios de la vivienda en el Reino Unido cayeron por sexto mes consecutivo, el mercado inmobiliario estaría mostrando signos de alivio.
Las nóminas no agrícolas estadounidenses, que tanta expectación habían generado a lo largo de la semana después de unos datos de empleo contradictorios, finalmente daban la razón a las “jobless claims”, demostrando la poca correlación que suelen tener con el dato de ADP, y con un aumento de 187k a nada menos que 336k, prácticamente duplicaban las expectativas de 170k. El mercado laboral estadounidense lo volvía a hacer, y, una vez más, la que a priori debería ser una buena noticia desataba ventas de bolsa y provocaba un desplome de los bonos, ya que apunta a más subidas de tipos. La tasa de desempleo repetía el 3.8%, superando en una décima las previsiones. El salario por hora promedio, también vigilado muy de cerca, repetía el 0.2%, mejorando en una décima las expectativas, y, en términos interanuales, caía del 4.3%, que se esperaba repitiera, al 4.2%. Las probabilidades que el mercado monetario adjudica a una subida de tipos en noviembre se elevaban del 25% de ayer a un 33%, y de aquí a finales de año, a ligeramente por encima del 50%. Los UST volvían a tocar máximos desde 2007, con el 10 años acercándose al 4.90% y el 30 años pasando del 5%, niveles que volvían a reforzar al USD, que cierra su tercera semana consecutiva al alza.
A pesar del buen dato, el WTI se mantenía en el entorno de los 82 USD por barril, acumulando su mayor pérdida semanal desde marzo. El gas natural, por el contrario, se encarecía, ya que los trabajadores australianos de Chevron votaron a favor de continuar las huelgas, justo cuando se aproxima la temporada de calefacción en Asia y Europa.
Cerramos una semana intensa, aunque la próxima, con el comienzo de la temporada de resultados empresariales, probablemente no lo será menos.