¿Ha llegado el descanso para los bancos centrales?

Edmond de Rothschild | Los mercados siguieron firmemente enfocados en China y sus problemas en el sector inmobiliario, aunque hubo algunos indicios de que el crecimiento se estaba estabilizando gracias a las importaciones y la demanda de petróleo.

Country Garden, el mayor promotor inmobiliario de China, logró realizar sus primeros pagos de cupones de bonos y ahora está debatiendo con sus acreedores la reprogramación de parte de su deuda. El problema, sin embargo, es que su deuda asciende a 187.000 millones de dólares y sus bonos cotizan a niveles de impago del 10-15% de la par.

Pekín anunció nuevas medidas de estímulo, como la flexibilización de las condiciones de los préstamos inmobiliarios, pero los inversores quieren ver más.

Tras los tranquilizadores indicios de relajación del mercado laboral estadounidense, el ISM de servicios repuntó y las nuevas solicitudes de subsidio de desempleo retrocedieron, una muestra de la sorprendente resistencia de la economía.

Por otra parte, Rusia y Arabia Saudí decidieron conjuntamente prorrogar sus recortes masivos de producción. La noticia disparó los precios del petróleo por encima de los 90 dólares, reavivando los temores inflacionistas y ensombreciendo las perspectivas de crecimiento, especialmente en Europa. El índice Euro Stoxx cayó un -1,5% y el dólar estadounidense repuntó.

Las yields de la deuda pública subieron, con el yield de referencia del Tesoro estadounidense a 10 años subiendo 15 puntos básicos, a pesar de que el Libro Beige de la Reserva Federal respaldó la tesis de una ralentización de la actividad en verano. Aun así, el escenario de pausa de tipos en EE.UU. debería persistir, al igual que en Australia y Canadá. Por el contrario, la subida de los precios del petróleo y una inflación que no cae tanto como se esperaba deberían significar menos consenso en la próxima reunión del BCE del 14 de septiembre. Algunos miembros del comité de fijación de tipos están tentados de impulsar una última subida de tipos aunque la economía se esté ralentizando. Esperamos que el euro suba si este resulta ser el caso.

Reforzamos nuestra exposición a la renta variable a corto plazo ante la caída de los mercados. A medio plazo, mantenemos cierta cautela sobre los activos de riesgo, ya que la política monetaria restrictiva tardará en repercutir en la economía real. En renta fija, seguimos sobreponderando la duración, lo que debería proporcionar protección durante la desaceleración económica.