Edmond de Rothschild | Durante la semana pasada se celebraron conversaciones al más alto nivel. La aplicación del alto el fuego parcial en el Mar Negro acordado entre Estados Unidos y Rusia depende de que Occidente acepte las exigencias de Moscú de levantar las sanciones. Hasta que eso ocurra, se mantendrá la incertidumbre sobre la inflación derivada del acuerdo sobre las exportaciones de cereales.
Las conversaciones comerciales se intensifican a medida que se acerca la fecha de inicio de las subidas recíprocas de los aranceles a la importación. Donald Trump anunció una nueva oleada de aranceles del 25% a los países que compren petróleo y gas venezolano y, también a las importaciones de vehículos a EE.UU. a partir del 2 de abril y de piezas de recambio a partir del 3 de mayo. La reunión entre EE.UU. y Europa sobre el tema gira en torno a la esperanza de que se retrasen las subidas. Además de los aranceles a la importación, EE.UU. también ha endurecido su política migratoria. Está previsto deportar a 530.000 inmigrantes ilegales, una combinación de medidas que podría afectar a la oferta. La preocupación por el aumento de la inflación y la ralentización del crecimiento persistirá hasta que se alcance algún compromiso que permita a Donald Trump financiar sus recortes fiscales sin dañar demasiado la economía.
En medio de esta incertidumbre, el índice de confianza de los consumidores del Conference Board cayó a 92,9, más de los 94 esperados. Y el PMI manufacturero estadounidense cayó inesperadamente hasta 49,8, cuando los analistas apostaban por 51,8. Sin embargo, el PMI de servicios se situó en 54,3, muy por encima del 51 previsto por el consenso.
En Europa, el plan de estímulo alemán aprobado por el Bundestag contribuyó a apuntalar la lectura del clima empresarial IFO, que subió de 85,3 en febrero a 86,7 en marzo. Y el sector manufacturero fue menos negativo de lo esperado, con un PMI de la eurozona de 48,7, frente al 48,2 previsto. El PMI manufacturero de Alemania se mantuvo en terreno negativo, pero repuntó hasta 48,3, mejor que los 47 previstos. Dicho esto, la mejora se debió probablemente a que las empresas preveían un aumento de los derechos de aduana. El sector servicios, por su parte, se situó en un decepcionante 50,4, por debajo del 51,1 esperado.
En Reino Unido, el gobierno laborista anunció una serie de esfuerzos presupuestarios para financiar un estímulo económico estimado en 2.000 millones de libras anuales hasta 2030. Al mismo tiempo, el gasto social se reducirá en 5.000 millones de libras. Los anuncios alimentaron las preocupaciones sobre el impacto a corto plazo en la economía y sobre las posibilidades de recortes de tipos en el futuro.