DWS | El crecimiento de los beneficios y la caída de los tipos de interés son los ingredientes principales para contar con una perspectiva positiva en el mercado de renta variable. “Esperamos que los beneficios empresariales globales aumenten entre un 7% y un 11% este año y el próximo”, afirma Vicenzo Vedda, director de Inversiones de DWS. “Una rentabilidad total en torno al 7% en divisas locales es perfectamente alcanzable en los próximos doce meses”.
Entonces, ¿todo bien por aquí? ¿Pueden los inversores mantenerse al margen mientras las cotizaciones siguen subiendo? Por desgracia, la situación no es tan clara, ni está exenta de riesgos. En primer lugar, las valoraciones son elevadas, sobre todo en el mercado de renta variable estadounidense. «No son una señal para vender acciones, pero al fin y al cabo son un indicador de riesgo», añade Vedda. La valoración del S&P 500, con un PER de 24, se acerca a los niveles de 1999. Sin embargo, el comportamiento de los participantes del mercado está impulsado por el temor a perderse algo.
Si las empresas con valoraciones muy elevadas -en particular del sector tecnológico- no lograran mantener sus extraordinarias tasas de crecimiento, los precios podrían caer rápidamente. En segundo lugar, la concentración es muy elevada: las diez mayores compañías del S&P 500 representan el 40% de la capitalización del mercado. Por último, pero no por ello menos importante: los riesgos geopolíticos, que aún no han dejado huellas significativas en los mercados de renta variable. La constante subida del precio del oro – más del 33% en lo que va de año – indica claramente que los inversores son muy conscientes de estos riesgos.
Otro signo de cautela son las rentabilidades más altas de la deuda soberana a largo plazo. Los inversores también se muestran cada vez más críticos con la elevada deuda pública en distintos países. Vedda afirma: «En este contexto, esperamos que las cotizaciones sigan subiendo, siempre que no haya grandes sorpresas económicas o geopolíticas«. Uno de los principales motores es el auge en el campo de la Inteligencia Artificial (IA). Aquí tampoco pueden excluirse las exageraciones. “No recomendamos ir contra esta tendencia, ya que apenas estamos al inicio de una adopción masiva de la IA”, concluye Vedda.