Adiós 2023, ¿qué seguir en 2024?

Alphavalue/DIVACONS | Como casa de análisis de renta variable independiente, AlphaValue se basa en las cifras, con una disciplina de datos propia en el centro de sus esfuerzos de investigación. Mes tras mes, a lo largo de 2023, esas previsiones de beneficios disciplinadas han mejorado cuando el instinto era que lo contrario hubiera sido correcto. 

Mientras los temas de inversión iban y venían, rara vez duraban más de unas pocas semanas, el resultado final de unos mercados tan cambiantes es que el Stoxx 600 podría cerrar con una subida del +15% y el potencial alcista de nuestra cobertura sigue siendo de un sólido +20%. Esto nunca se ha visto en los últimos 15 años, ya que las subidas del +20% o más son una consecuencia secundaria de una corrección del mercado. Este potencial alcista del +20% se deriva de ese mismo esfuerzo de investigación “bottom up” basado en cifras, en contraposición a una simple línea de regresión descendente. 

2023 fue extraño, cortesía de la Fed que se enfrentó a unos mercado siempre esperanzados. 2024 va a empezar también de manera cuando menos sorprendente, con ese +20% de alza basado en unos beneficios que serían, por cuarto año consecutivo, un 50% superiores a su ritmo anterior al Covid19. 

La perplejidad domina. Y domina no sólo porque el modo de asumir riesgos al cierre de 2023 sea autoimpulsado, sino también porque la resistencia de los beneficios de 2024 se basa en sector por los que pocos inversores están dispuestos a apostar fuerte: Bancos, Automovilísticas, Petroleras y compañías de Metals & Mining. De modo que los inversores que se decantan por un 2024 optimista a un PER nominalmente inferior a 14x están pagando efectivamente ya 17x, excluyendo estos sectores mencionados. Hace solo un mes, pensábamos que los mercados tenían un precio razonable con algunas dudas sobre su resistencia de beneficios. Ahora estamos menos seguros. 

¿Qué seguir en 2024?

Más allá de la interminable lista de lo que va mal y puede ir peor (pero que probablemente ya está descontado; digamos Ucrania-Rusia, sector inmobiliario en China, consumidores que ceden, etc.) nos atreveríamos a señalar los siguientes elementos interesantes:

-La sangrienta competencia entre Temu y Shein, que reducir los beneficios de la deflación al resto del mundo a un enorme coste para ellos y sus competidores occidentales. (Walmart, Amazon, Zalando, Tesco y otros). 

-Los primeros indicios de un efecto deflacionario similar de la IA ganando terreno en los servicios basados en el conocimiento. 

-La rápida caída de los precios de los vehículos eléctricos bajo la presión de unas ayudas gubernamentales que están recortando, ya que los gobiernos europeos no pueden equilibrar sus cuentas. 

-Las duraderos problemas de la economía de las energías renovables, aún demasiado dependiente de la ayuda gubernamental. Añada a esto una buena dosis de dudas sobre si la versión H2 será capaz de alcanzar el equilibrio por si sola. 

-La fuerte posibilidad de que los eventos relaciones con el clima empeoren rápidamente con un considerable coste para los países en desarrollo y para las aseguradoras en los desarrollados. 

-Las no despreciables probabilidad de que Nikky Haley sea la primera presidenta de Estados Unidos.