China sigue inyectando liquidez

Edmond de Rothschild | La incertidumbre predominó después de que los reguladores y los bancos centrales intervinieran durante el fin de semana para impedir que empeorara la situación del mercado interbancario. El gobierno suizo aprobó la venta de Credit Suisse a UBS, pero principalmente a costa de los titulares de bonos AT1. La medida tranquilizó a los inversores en el sentido de que el sector bancario europeo no se vería afectado por la crisis.

Los bancos centrales siguieron el ejemplo del BCE la semana anterior y subieron los tipos. Como reacción al fuerte crecimiento y a una inflación superior a la prevista, la Fed subió sin sorpresa sus tipos de referencia en 25 pb. Sin embargo, en la rueda de prensa, Jerome Powell dijo que había más incertidumbre sobre futuras subidas y que pesarían las consecuencias de la crisis bancaria. El gráfico de puntos de la Fed sugiere que cualquier nueva subida será sin duda la última. El tono más comedido de Jerome Powell tranquilizó a los mercados, pero los comentarios de Janet Yellen ante una comisión del Senado reavivaron la aversión al riesgo al afirmar que no había planes para introducir una garantía universal para los depositantes. Una garantía general sería políticamente complicada, pero sin duda restablecería la confianza en el sistema bancario.

El Banco de Inglaterra y el Banco Nacional Suizo subieron los tipos 25 y 50 puntos básicos respectivamente. Ambos bancos afirmaron que pretendían luchar contra la inflación al tiempo que reconocían las incertidumbres actuales.

Las actas de la última reunión del Banco de Japón mostraron un cambio gradual, con varias referencias a aumentos salariales. Para justificar los comentarios, la inflación excluyendo alimentos y energía subió entonces al +3,5%, es decir, más del 3,4% previsto.

El banco central chino actuó en sentido contrario e inyectó liquidez recortando en 25 pb los requisitos mínimos de capital de los bancos. Esto no hace sino confirmar la postura favorable al crecimiento del banco y su determinación de impulsar la recuperación.

Tanto el sector bancario estadounidense como el europeo siguen luchando contra la incertidumbre y las consecuencias que afectarán a las economías, sobre todo restringiendo el acceso a los préstamos. En consecuencia, seguimos siendo negativos con respecto a la renta variable. Somos neutrales en cuanto a la duración, aunque ofrezca un refugio durante los episodios de aversión al riesgo. Sin embargo, los yields actuales de la deuda pública son incompatibles con los objetivos de los bancos centrales de reducir la inflación.