La subida “dovish” del BCE

Intermoney | El BCE decidía no pillarse los dedos y volvía a subir el tipo de interés de sus principales referencias en 25 p.b. llevando la facilidad de depósito al 4,0%, a las operaciones principales de refinanciación al 4,50% y al tipo de crédito marginal en el 4,75%. Esta decisión se tomaba bajo el argumentario general dentro del Comité de que la inflación aún se percibe como demasiado alta por demasiado tiempo y nada más explícito que la corrección de las estimaciones de precios para el presente y los próximos dos años.

Si lo miramos en frio, los retoques que el BCE hacía de sus proyecciones de precios no resultaban llamativos, pero sólo el hecho de que las revisiones del presente y próximo año del IPC general fuesen al alza eran motivo más que suficiente para que nuestro banco central se decantase por acometer lo que desde el mercado se venía a llamar “una subida dovish”. Los matices en las proyecciones eran al alza para los precios generales de 2023 (de 5,4% a 5,6%) y 2024 (de 3,0% a 3,2%). Por otro lado, la inflación subyacente se dejaba sin tocar en 2023 y se recortaba una décima para los próximos dos (2,9% y 2,2%; respectivamente).

Lo curioso estaba en que las previsiones de inflación subyacente no eran recortadas más, considerando que se producía una muy visible revisión a la baja en las cifras de crecimiento que deberían de apuntar más a un deterioro de la demanda agregada y su correspondiente efecto sobre la inflación. El recorte más llamativo era el que se hacía para el próximo ejercicio, pasando de un +1,5% a un +1,0% aunque previamente se había reducido la estimación de actividad del 2023 (de 0,9% a 0,7%). Posteriormente, era interesante que Lagarde destaca la importancia de la revisión a la baja del crecimiento de aquí a 2024. Tres cuartas partes de esa cifra se deben al efecto arrastre de 2023, y la economía se encuentra ahora en varios trimestres de crecimiento lento, aunque el escenario debería mejorar el próximo año según la francesa.

Sobre la base de su evaluación actual, el Consejo de Gobierno consideraba que los tipos de interés oficiales del BCE han alcanzado niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán sustancialmente al retorno oportuno de la inflación al objetivo, aunque esto, en base a las proyecciones sea una cuestión del año 2025. El organismo buscará que las futuras decisiones garanticen que los tipos de interés oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario, sin cerrar la puerta a posibles incrementos adicionales si los indicadores así lo justifican.

De manera clara, el BCE tiene como objetivo perentorio el reducir la inflación, como se veía en el consenso casi generalizado a la hora de acometer el alza de 25 p.b. Según Lagarde, los aumentos de tipos se están transmitiendo a las condiciones financieras más rápidamente que en ciclos anteriores y teniendo un impacto limitante, aunque no se comentaba la rapidez con la que las condiciones financieras se están transmitiendo a la economía real. Sin embargo, resulta especialmente reseñable que, a pesar del visible recorte de tipos, no se proyecte una contracción económica visible.

Aquí queremos recordar los vientos a favor de la actividad de la zona euro. Un mercado laboral sólido a pesar de que, en la rueda de prensa posterior, Christine Lagarde señalase que el mercado laboral está moderando y el sector servicios está generando pocos puestos de trabajo, unos salarios al alza y una política fiscal expansiva que es un apoyo claro para el crecimiento. De nuevo veíamos aquí la petición de Lagarde a los gobiernos para que reduzcan las medidas de apoyo y en su lugar centren la política fiscal en impulsar la productividad.

Por último, con respecto al balance y el apoyo que el BCE presta con sus programas de compras, poca variación había, repescando nosotros el texto del comunicado: “En lo que respecta al PEPP, el Consejo de Gobierno tiene la intención de reinvertir los pagos de principal de los valores adquiridos en el marco del programa que vencen al menos hasta finales de 2024. En cualquier caso, la futura liquidación de la cartera del PEPP se gestionará para evitar interferencias con la postura de política monetaria adecuada”. En los mercados, destacaba la corrección a la baja del euro (1,06EURUSD) y las compras en deuda soberana (Bund -5,8 p.b. y 2,588% y bono italiano a 10 años -10,7 p.b. y 4,33%) pues la subida de tipos y el recorte de las estimaciones de crecimiento eran acordes con un escenario en el que es menos probable que se produzcan nuevos aumentos en los costes de endeudamiento.