EL BCE no está en condiciones de anticiparse a los recortes de tipos de la FED

Edmond de Rothschild AM | Los bancos centrales de Suiza y Japón tomaron decisiones diametralmente opuestas sobre los tipos de interés, pero ambas con la intención de influir en sus divisas. El franco suizo ha subido más de un 15% desde finales de 2019 y las exportaciones no han logrado volver a los niveles anteriores a la crisis. Como resultado, el Banco Nacional Suizo optó por ganarles terreno a las expectativas del mercado recortando los tipos de interés en 25 puntos básicos, una medida diseñada para aliviar la presión sobre el franco. El Banco de Japón, por el contrario, abandonó finalmente su régimen de tipos negativos subiendo los tipos al tramo 0/0,10% y abandonando su mecanismo de control de la curva de rendimientos. Justo cuando las negociaciones sintoístas anuales habían dado lugar a subidas salariales superiores al 5%, el objetivo era detener la caída del yen y frenar la inflación de las importaciones.

Al igual que el BCE, la Fed da a entender que los mercados tendrán que esperar hasta junio antes de que se produzca un primer recorte de tipos. La Reserva Federal también elevó sus expectativas de crecimiento (60 pb en 2024, 20 pb en 2025 y 10 pb en 2026) y señaló que la inflación sería más persistente. Además, prevé 20 pb más de inflación subyacente este año y 10 puntos básicos más de inflación general en 2025. Los gráficos de puntos de la Reserva Federal implican una trayectoria de recortes de tipos menos generosa que en diciembre de 2023, pero los mercados se tranquilizaron cuando Jerome Powell mantuvo sus planes de recortar tres veces este año. Los mercados apuestan ahora en un 65% por un primer movimiento en junio. La Reserva Federal también podría ralentizar el ritmo de endurecimiento cuantitativo a partir de mayo. Tanto los mercados de renta variable como los de renta fija subieron tras conocerse la noticia.

El aumento de la inmigración en Estados Unidos ha contribuido sin duda a esta milagrosa desinflación al aliviar las tensiones del mercado laboral, junto con un repunte de la productividad. En consecuencia, la Reserva Federal tiene más margen de maniobra que el BCE. La eurozona no está en condiciones de anticiparse a los recortes de tipos de la Fed, ya que se arriesgaría a debilitar el euro e impulsar la inflación importada, sobre todo teniendo en cuenta que la energía vuelve a tender al alza. El crudo Brent supera ya los 85 dólares. Los programas LTRO/TLTRO han finalizado, pero está previsto que el BCE acelere la reducción de su balance en julio.

Aun así, a pesar de la perspectiva de que los tipos de interés reales se mantengan altos durante unos meses más, los datos económicos de esta semana mostraron que el crecimiento se mantiene. Los PMI apuntan a un posible repunte de la actividad en la zona euro, aunque la industria manufacturera alemana sigue en crisis. En EE.UU., los PMI siguen en terreno expansivo y los indicadores regionales de la Fed tienden a apoyar el escenario de aterrizaje suave.

Los mercados de renta variable se han comportado muy bien desde finales de octubre, por lo que creemos que ha llegado el momento de una recogida táctica de beneficios. El entorno es propicio para una consolidación del mercado: las primas de riesgo de la renta variable no dejan margen para la decepción ante las expectativas de consenso de una desinflación milagrosa. A corto plazo, los ajustes de cartera de final de trimestre darán lugar a una recogida de beneficios y a una reorientación hacia la renta fija. Al mismo tiempo, la correlación implícita con el S&P 500 está ahora en su nivel más bajo en 10 años. En nuestra opinión, los mercados de renta fija ofrecen ahora un perfil de riesgo/rentabilidad más atractivo. En particular, hemos reforzado nuestra duración en Estados Unidos.