El Tesoro Público español, con un 3.818% en subasta, nunca había pagado tanto por sus letras a 9 meses, que llegaban casi a batir a las de año

Ana Racionero (Intermoney) | La fortaleza de las ventas minoristas estadounidenses publicadas en la tarde de ayer, por encima del consenso, y que demuestran la resistencia del consumo pese a la creciente inflación, ahondaban en el movimiento de aumento de las rentabilidades de los bonos, que no hacen sino avanzar ante el aumento del precio del petróleo y el agravamiento del conflicto palestino-israelí. Estas cifras alejaban el fantasma de una recesión, y con él, las expectativas de recortes de tipos por parte de la FED, llegando incluso a poner otra subida más sobre la mesa en la reunión de enero y mandando el rendimiento del 2 años UST, con un 5.207%, a máximos desde 2006. Del lado europeo, Lane, economista jefe del BCE, decía que el banco central debería estar abierto a nuevas medidas si surgen más perturbaciones, y Holzmann, que la inflación aún no habría sido derrotada y que cualquier shock adicional de precios podría requerir de nuevos aumentos de tipos. El dos años alemán atraía en subasta la mayor demanda desde diciembre de 2020, lo cual, con una rentabilidad media del 3.12% y la actual coyuntura, no es de extrañar. Del mismo modo, el nuevo linker SPGBEI 11/39, que salía con una rentabilidad del 2.082%, arrojaba un ratio de cobertura de casi 10 veces. El Tesoro Público español, con un 3.818% en subasta, nunca había pagado tanto por sus letras a 9 meses, que llegaban casi a batir a las de año. Los resultados empresariales eran dispares, con Goldman cayendo por su segundo trimestre consecutivo de pérdidas en el sector inmobiliario y BofA subiendo al presentar sus mejores resultados del tercer trimestre en más de una década.

A eso de las 19.30 cet, el brutal ataque a un hospital en Gaza daba otra vuelta de tuerca a la extremada tensión geopolítica que estamos viviendo, y la cancelación de la cumbre de Jordania por parte de los líderes árabes volvía a desatar la aversión al riesgo, provocando pérdidas de bolsa a lo largo y ancho del globo. Las últimas restricciones a los chips en E.E. U.U. hacía que las acciones chinas resultaran especialmente penalizadas, en un descenso que ni siquiera las buenas cifras de PIB, producción industrial y desempleo lograban detener, ya que, a pesar de que éstas indicarían que lo peor ya habría pasado y la recuperación económica habría dado comienzo, la “patata caliente” de Country Garden sigue ahí, y cada vez se encuentra más próxima a un impago. De hecho, las acciones inmobiliarias chinas caían a su nivel más bajo desde 2009, y acumulan un retroceso del 44% en lo que va de año. Las rentabilidades de los JGB a 5 y 10 años alcanzaban nuevos máximos de una década, desencadenando una compra de bonos no programada por parte del BOJ.

Stournaras, del BCE, decía que el conflicto de Oriente Medio podría inclinar la balanza en contra de un mayor endurecimiento. La lectura final de IPC de la Eurozona confirmaba la provisional, con un 0.3% mensual y un 4.5% la subyacente interanual, lo que, a priori, apoyaría la idea de que la Eurozona haya alcanzado el tipo de interés terminal. Sin embargo, en el Reino Unido, la lectura de IPC de septiembre, con un 6.7% interanual, un 6.1% la subyacente y un 6.9% la de servicios superaba en todos los casos en una décima las previsiones debido al aumento del precio del petróleo, lo que daba lugar a un aumento de las rentabilidades y a especular con otra subida de tipos por parte del BOE. El 08/2033 DBR arrojaba una rentabilidad media en subasta del 2.90%.

Biden aterrizaba en Israel y, en una reunión con dirigentes israelíes, decía que el ataque al hospital parecería obra del “otro equipo”, dando pábulo a la tesis israelí de que habría sido el propio Hamás el responsable de la explosión. Con el mercado europeo ya cerrado tendrá lugar la publicación del libro beige de la FED.

El llamamiento de Irán a los países árabes para que apoyen un embargo de petróleo contra Israel y el aumento de la demanda China hasta máximos mantienen el precio del crudo tensionado y los bonos bajo presión, con el 10 años americano, al cierre europeo, al 4.90%, muy cercano ya al nivel clave del 5%, a partir del cual Morgan Stanley recomienda añadir duración a las carteras. Los UST a largo plazo están registrando la mayor fluctuación desde el inicio de la pandemia en 2020, con la rentabilidad del 30 años moviéndose una media de 13 pb en las últimas cinco sesiones, el nivel más alto en más de tres años y muy por encima de los 3.8 pb de media de la última década. Un auténtico desafío para los “traders” de bonos. El aumento de los rendimientos está ampliando las primas de riesgo europeas, y la italiana ya pasa de los 205 pb.