Intermoney | Como todo lo que sube tiene que bajar, el CSI 300 se desplomaba con contundencia en la vuelta
de la actividad en los mercados chinos. El índice se contrajo con fuerza un -7,05% y perdía el nivel de 4.000 en lo que suponía su mayor caída desde febrero de 2020. Para explicar la jornada negativa en las plazas chinas había que mirar a los inversores. Se habían acumulado expectativas de que una ronda inicial de medidas de flexibilización monetaria dirigidas estimular la actividad y dar un impulso al sector inmobiliario sería seguida por acciones de índole fiscal para alentar a las empresas y los consumidores a expandir el consumo.
El martes, desde la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China (CNDR), que se trata de la agencia de planificación económica del país, se hacía saber de las intenciones de acelerar las emisiones de deuda para apoyar la economía, mediante un adelanto del presupuesto del próximo año para proyectos de gasto e inversión. Pero este anuncio y las otras promesas enfocadas al sector inmobiliario y lo mercados de capitales dejaban muchas dudas al considerar, desde nuestro punto de vista, que la CNDR no es un vehículo muy importante para llevar a cabo
un anuncio de tal magnitud y que podría haberse producido una sobreestimación de los planes
inmediatos para un estímulo fiscal más amplio.
A ciencia cierta, tras el descalabro bursátil de la jornada del miércoles, en los próximos días veremos acciones por parte de las autoridades chinas de carácter paliativo con miras a generar un impacto en el corto plazo. Por ejemplo, ya se ha empezado a filtrar que el Ministerio de Finanzas podría emitir deuda soberana adicional para dar un mayor impulso a la economía. Esto sucederá tan pronto como el sábado cuando se celebre una reunión informativa sobre la intensificación del ajuste anticíclico de la política fiscal