Nuevos datos de inflación y laborales moderan el optimismo sobre EEUU

Análisis de mercado de Quasar Elizundia, estratega de Investigación de Mercados en Pepperstone | En un giro interesante, aunque no radical, la narrativa en torno a la economía de Estados Unidos ha adquirido matices complejos en la jornada de hoy, con datos que han captado la atención tanto en el frente inflacionario como en el laboral. La lectura de la inflación de septiembre sorprendió a los mercados con cifras que superaron las expectativas prácticamente en todos los rubros, generando un cambio sutil pero importante en las expectativas de política monetaria.
 

La inflación general anual se desaceleró por sexto mes consecutivo, alcanzando un 2.4%, ligeramente por encima de las proyecciones del 2.3%. Sin embargo, la mayor sorpresa se produjo en la inflación subyacente, que por primera vez desde el primer trimestre de 2023, mostró una aceleración, ubicándose en un 3.3% anual, frente al 3.2% esperado. Este incremento refleja presiones inflacionarias persistentes en sectores clave, lo que sigue siendo un reto importante para los responsables de la política monetaria.


Este cambio en el perfil inflacionario vino acompañado de un aumento en las solicitudes iniciales de desempleo, que alcanzaron 258,000, el nivel más alto en 14 meses. Aunque esta métrica tiende a ser volátil, el incremento inesperado introduce una nueva capa de incertidumbre a la economía, especialmente después de los sólidos datos del NFP de septiembre, que habían pintado un panorama más favorable del mercado laboral.


El impacto en los mercados no se hizo esperar. La renta variable estadounidense mostró caídas promedio del 0.2%, reflejando la preocupación de los inversores por el panorama económico incierto. Además, las expectativas en torno a la próxima decisión de política monetaria de la Reserva Federal en noviembre han cambiado significativamente. Tras los últimos datos, la probabilidad de un recorte de 25 puntos básicos aumentó a un 88%, comparado con el 80% anterior. Este cambio se balancea entre la preocupación de que el mercado laboral puede no ser tan robusto como sugirieron los datos del NFP de la semana pasada, y una inflación que parece más persistente de lo que se había estimado en los últimos meses.


En cuanto a la composición de la inflación, los precios de la energía continuaron disminuyendo (-6.8%), impulsados por la caída de los precios de la gasolina y el aceite de calefacción, lo que alivió parcialmente el costo de vida. No obstante, los precios de los alimentos y el transporte siguen ejerciendo presiones al alza, con incrementos del 2.3% y 8.5%, respectivamente. Este desequilibrio entre los componentes de la inflación añade complejidad a la tarea de la Fed de estabilizar los precios sin afectar gravemente el crecimiento económico.


En resumen, la economía estadounidense presenta señales mixtas, con un mercado laboral aún relativamente resiliente pero con áreas de incertidumbre, y una inflación que podría resultar más persistente de lo esperado. Estos datos reavivan el debate entre un «aterrizaje suave», un «no aterrizaje», y aunque por el momento más distante, la posibilidad de un «aterrizaje duro».