IA y seguridad nacional: lo que los mercados no ven

Thomas Mucha (1)

Thomas Mucha (Wellington Management ) | La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en el tema estrella en economías y mercados de todo el mundo. Y con razón, pues es probable que esta tecnología, que está experimentando una rápida evolución, provoque una profunda transformación en los siguientes ámbitos:

  • Productividad laboral
  • Salarios y precios
  • Estructuras industriales
  • Educación
  • Investigación y desarrollo
  • Destrucción y creación de empleo a nivel global

Pero la historia no acaba aquí. En mi opinión, el aspecto más determinante de la revolución de la IA reside en la dura realidad de la seguridad nacional. Tanto estrategas militares como responsables políticos han equiparado el potencial disruptivo de la IA con la aparición de las armas nucleares hace 80 años, una comparación que nos lleva a una pregunta clave: ¿Podrán los gobiernos y las fuerzas armadas del mundo gestionar de forma pacífica un desafío titánico por el control de esta tecnología en rápida evolución?  

Dada la magnitud de lo que está en juego y la inestabilidad del actual contexto geopolítico, los inversores podrían beneficiarse de comprender mejor la dimensión de seguridad nacional de la IA y sus posibles repercusiones en los mercados públicos y privados.  

Resumen de los retos en materia de seguridad nacional

Los gobiernos son plenamente conscientes del poder transformador de la IA, y muchos aspiran a «ganar» la carrera armamentística en este terreno. En este sentido, el presidente Donald Trump presentó este verano un Plan de Acción sobre IA, con más de 90 recomendaciones de políticas públicas destinadas a reforzar la posición geoestratégica de EEUU en esta tecnología emergente. Por su parte, el presidente chino Xi Jinping ha reiterado en numerosas ocasiones la directiva del Partido Comunista de situar a Pekín como líder mundial en IA de aquí a 2030. Los retos que plantea la IA para la seguridad nacional abarcan múltiples dimensiones. A continuación, destacamos algunos de los más relevantes:

  • Uso militar: El potencial de la IA en sistemas armamentísticos (tripulados y autónomos), selección de objetivos, labores de inteligencia y otros ámbitos supone una amenaza para las convenciones militares vigentes.
  • Refuerzo del poder del Estado: El uso de la IA en la gestión gubernamental, tanto en sistemas autoritarios como democráticos, podría intensificar la competencia ideológica y poner en riesgo las libertades individuales.
  • Bioética: La posible aplicación revolucionaria de la IA en el campo de la genómica —incluida la ingeniería genética, la selección y la modificación— podría dar lugar tanto a avances médicos de gran calado como a nuevas armas biológicas con efectos devastadores.
  • Riesgos catastróficos: La rápida integración de la IA en ámbitos hasta ahora independientes —como la biotecnología, la ciberseguridad, los sistemas de armamento nuclear y no nuclear, así como los sistemas financieros y bancarios— eleva la probabilidad de que surjan riesgos sistémicos interconectados, en cascada y sin precedentes.

En este escenario, Estados Unidos y China, las dos mayores economías del mundo, son protagonistas indiscutibles. La situación recuerda a la Guerra Fría entre Estados Unidos y Rusia durante la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, a diferencia de entonces —cuando Washington y Moscú colaboraron para limitar la proliferación y mitigar los riesgos de las armas nucleares—, hoy la posibilidad de cooperación entre Estados Unidos y China en materia de IA sigue siendo peligrosamente reducida.  

Además, los incentivos económicos de «ganar la carrera de la IA» también apuntan hacia un aumento de los conflictos y a una menor disposición a cooperar entre EEUU y China en cuanto a normas, usos, estándares y posibles mecanismos de protección. Todo ello en un momento en el que ambas potencias aprovechan su considerable influencia económica global para obtener ventajas geoestratégicas.  

Implicaciones para la inversión

Dada la magnitud de lo que está en juego, es probable que las cuestiones de seguridad nacional resulten determinantes a la hora de definir ganadores y perdedores en inversión, en un contexto en el que la IA evoluciona a gran velocidad.   En mi opinión, existen varias implicaciones para la inversión que deberían ocupar un lugar más destacado en la narrativa actual del mercado sobre la IA:

  1. Nuevas guerras, nuevos conflictos con IA: La carrera vertiginosa por la inteligencia artificial coincide con el final de un prolongado ciclo geopolítico de estabilidad relativa, que ahora se resquebraja ante el repunte de los conflictos militares en todo el mundo. Hoy se contabilizan más de 60 conflictos armados, el doble que hace apenas cinco años y la cifra más alta desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos figuran las guerras de mayor gravedad en Ucrania y Oriente Medio, que han servido de «laboratorios» para aplicaciones militares y de seguridad nacional de la IA.
  2. La IA como prioridad política: En un contexto plagado de conflictos globales, la seguridad nacional adquiere cada vez mayor relevancia. En la práctica, esto significa que la defensa y otras cuestiones vinculadas a la seguridad ocupan el primer lugar en la agenda política, con la «victoria» en IA como máxima prioridad.
  3. Impulso a estrategias favorables a la IA: En este escenario, los países probablemente den prioridad a las estrategias que promuevan una adopción más amplia y rápida de la IA, comenzando por las operaciones militares y de inteligencia. El Pentágono y la CIA han sido pioneros durante años en la aplicación de la IA en sistemas armamentísticos y selección de objetivos, servicios de inteligencia, ciberataques y ciberdefensa, así como en logística y otros ámbitos. China y Rusia también han ejercido un liderazgo destacado en estas áreas de seguridad nacional. Todo apunta a que esta tendencia se acelerará en los próximos años.
  4. Una oportunidad para el sector privado: Otra prioridad política relevante será la adopción más amplia y rápida de estas capacidades en el sector privado y en la economía en general, dados los potenciales beneficios económicos de la IA. Es probable, además, que la regulación pública sea más laxa, ya que la necesidad de actuar con rapidez por motivos de seguridad nacional podría imponerse sobre otras consideraciones. La Administración Trump, por su parte, ha recalcado de forma explícita la importancia del sector privado, considerado por muchos como la «joya de la corona» de la innovación en IA, tanto en Estados Unidos como a escala global.
  5. Más competencia, mayor necesidad energética: La creciente importancia de la seguridad nacional en torno a la IA, junto con la rivalidad entre grandes potencias, apunta a una competencia cada vez más intensa por los numerosos y variados recursos necesarios para impulsar el avance de esta tecnología. Entre ellos figuran semiconductores especializados y avanzados, los componentes críticos para su producción, clústeres de computación en la nube, superordenadores y fuentes de datos de alta calidad. A medida que aumenten la competencia y la demanda de estos componentes de hardware y software, también lo hará la necesidad de fuentes de energía para alimentar esta incipiente revolución.

Mientras los inversores evalúan las implicaciones de la IA como elemento clave de la seguridad nacional a escala global y estudian cómo integrarlas en sus carteras, me gustaría compartir algunas reflexiones. Es probable que los aranceles y las restricciones actuales y futuras sobre exportaciones e inversiones en estos sectores estratégicos generen aún más tensiones geopolíticas. Esta situación reforzaría la tesis de inversión en IA aplicada a la seguridad nacional, especialmente en ámbitos defensivos, donde esta tecnología muestra un potencial particularmente prometedor. Entre las aplicaciones destacan:

  • Sistemas autónomos
  • Sistemas de radar avanzados
  • Defensa antimisiles
  • Capacidades aeroespaciales
  • Ciberseguridad

Como era de esperar, algunas de las aplicaciones más avanzadas de la IA se están desarrollando a gran velocidad en varias empresas privadas de Silicon Valley, referentes en innovación en defensa. Por ello, es probable que las oportunidades de inversión en capital riesgo se incrementen notablemente en el corto plazo.

Por qué los inversores deberían prestar atención a la IA y a la seguridad nacional

Aún persisten numerosas incógnitas en torno a la evolución futura de la IA, la respuesta de las políticas públicas y la configuración de un entorno geopolítico en constante transformación. Estamos viviendo, en definitiva, un periodo en el que conviene posicionar las carteras para un conjunto más amplio de posibles escenarios y desarrollar planes de contingencia más completos. Una de las principales conclusiones es que, en el contexto geopolítico y de inversión actual y futuro, es probable que la seguridad nacional prevalezca sobre la eficiencia económica. Se trata de un cambio respecto a la mentalidad que había predominado en los últimos años.   Dado lo que está en juego y el carácter estructural y de largo plazo de esta competencia, considero que los factores de seguridad nacional serán determinantes para definir los ganadores y perdedores de la inversión en el futuro. Las disrupciones geopolíticas y políticas generan oportunidades constantes de diferenciación para las estrategias de gestión activa, desde enfoques long-short en renta variable y renta fija hasta abundantes oportunidades de inversión temática.   Conclusión: No debe subestimarse el poder disruptivo de la IA en el panorama inversor futuro, especialmente en lo relativo a industrias y aplicaciones vinculadas a la seguridad nacional, un factor que los mercados aún no han reflejado en sus valoraciones.