Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Estarán satisfechos quienes hayan seguido nuestras dos recomendaciones básicas de los últimos tiempos: la primera, mantener la calma y no hacer movimientos bruscos en sus carteras de fondos; la segunda, seguir apostando por los productos de renta variable internacional, aprovechando los recortes puntuales provocados por la crisis. Pero, cuidado, la volatilidad no ha terminado, así que persistan en sus estrategias a medio y largo plazo.
Como ya comentamos en su momento, ganara quien ganar las elecciones norteamericanas, la volatilidad extrema de los mercados no desaparecería. Y ahora lo estamos comprobando. Las Bolsas americanas han consolidado su fortaleza reciente y las europeas han tocado máximos de los últimos ocho meses. Este espectacular rebote –provocado por el efecto combinado de la victoria de Biden y las buenas noticias de la vacuna de Pfizer-BioNtech– es sólo una muestra más de esta extrema volatilidad. Pero no será la última. Como siempre, conviene abstenerse de tomar posiciones excesivas en el calentón alcista.
Muchos gestores se han apresurado a entrar en valores que estaban siguiendo. Y hacen bien. Porque si apuestan por carteras de renta variable a largo plazo, saben que no pueden esperar más y que la tendencia de recuperación se ha desatado. Pero saben también que habrá nuevos recortes, generados por noticias negativas sobre la pandemia (que continuará siendo letal durante mucho tiempo en todo el mundo), por el bloqueo republicano a las políticas del presidente Biden, por la recuperación económica desigual por países sectores… Pese a todo ello, un gestor de calidad sabe mirar a largo plazo. Y puede incrementar puntualmente sus posiciones en renta variable, sobre todo si ha elegido sus opciones tras un análisis detallado de las compañías (es decir, si ya las tenía en el punto de mira antes del rebote), si, además, cubre con derivados sus nuevas compras de acciones y si, por último, sus nuevas entradas en el mercado no alteran sustancialmente su estrategia a medio y largo plazo.
Por el contrario, un inversor en fondos de renta variable no debe precipitarse. Si no había modificado sustancialmente su cartera de medio y largo plazo cuando los tambores tronaban en los mercados, tampoco debe volverse loco de optimismo ahora que suenan los violines. Recuerden que es posible comprar participaciones de fondos en cualquier momento, durante los 356 día del año. ¿Por qué hacerlo ahora, cuando se han sobrecalentado los valores liquidativos de los productos de renta variable? Esperen. Sigan manteniendo su estructura de cartera. Ya habrá ocasiones para aprovechar nuevos recortes, que llegarán, seguro.
Nunca se dejen llevar exclusivamente por los sentimientos que refleja el mercado bursátil, ni por los de pánico, ni por los de euforia. “Las Bolsas, a largo plazo, son máquinas de medir, pero a corto plazo son máquinas de sentir”, me dijo hace poco Santiago Fernández Valbuena (vicepresidente de EBN Banco) durante una entrevista recién publicada por la revista CONSEJEROS.
La apreciación de este financiero de amplísima experiencia (recuerden sus largos años al frente de las finanzas de Telefónica, por citar sólo una parte de su destacado currículo) es, además de atinada, de aplicación práctica para los inversores. Medir a largo plazo, no sentir a corto. Eso es precisamente lo que debe hacer el inversor en fondos.