Mathias Pleissner (Scope) | Los precios de la vivienda en Europa subieron más en 2020 que en cualquier otro momento de la última década. Puede ser el momento adecuado para que los reguladores implementen medidas más estrictas, pues de lo contrario, los bancos y los prestatarios podrían verse sorprendidos por un cambio de tendencia.
Los precios de la vivienda en Europa aumentaron de media un 6,2% en 2020. Esta cifra duplica la tasa anual de la última década y es incluso superior al crecimiento de los últimos cinco años, que fueron muy positivos desde el punto de vista económico.
«Puesto que los fundamentales económicos solo justifican, en parte, el aumento de los precios, la solidez de estas tasas de crecimiento está en duda«, dijo Mathias Pleissner, director del equipo de bonos cubiertos de Scope. «Dado que los ingresos de los hogares y los alquileres sólo han aumentado de forma moderada durante el último año, vemos una mayor presión sobre la compra y la rentabilidad de la vivienda. Pero, aunque estos factores y las perspectivas económicas apuntan a una moderación de las tasas de crecimiento, los tipos de interés tan bajos, la escasez de viviendas por la ralentización de la construcción durante la pandemia, y el hecho de que los compradores de alto patrimonio no hayan visto tan mermados sus ingresos podrían acelerar el crecimiento».
Pese a la caída de la confianza y la producción de las empresas, las perspectivas de Scope sobre el sector se mantienen estables. Esperamos que las empresas del sector de la construcción estén a la cabeza de la esperada recuperación, ya que es probable que se encuentren entre los principales beneficiarios de los esfuerzos del gobierno, por ejemplo, a través del «Green Deal» de la Comisión Europea. Este tiene como objetivo la renovación de 35 millones de edificios europeos hasta 2030 para aumentar su eficiencia energética. «Sin embargo, el aumento de las renovaciones podría llevar a un desplazamiento de la actividad de nueva construcción, ya que la capacidad de las empresas constructoras es limitada. Esto podría dificultar, aún más la oferta de nuevas viviendas«, dijo Reber Acar, analista senior de bonos cubiertos.
Por lo que respecta a la demanda de vivienda, los tipos de interés en mínimos siguen siendo el principal motor. Asimismo, la pandemia puede haber reforzado la demanda, ya que las personas se sienten más a gusto al poseer una propiedad en épocas de teletrabajo. También porque la vivienda puede, en algunos casos, haberse vuelto aún más asequible, ya que los ahorros han tocado techo. Los compradores típicos de vivienda se ven, hasta ahora, menos afectados por el desempleo. Lo más probable es que los ahorros adicionales se destinen a la inversión.
Con un crecimiento de los precios de la vivienda, a menudo cercano al 10%, aumentan la preocupación por moderar el exceso. El aumento de las insolvencias y del desempleo, especialmente cuando empieza a afectar al grupo objetivo de la vivienda, tiene el potencial de forzar al mercado a una moderación de los tipos de crecimiento. Pero otros factores podrían retrasar dicha moderación o incluso acelerar el crecimiento actual, al menos a corto plazo.
«Hasta ahora, pocos bancos han modificado sus criterios de suscripción y, en la mayoría de los países, se han reducido y/o detenido las medidas anteriores. Por lo tanto, este puede ser el momento adecuado para que los reguladores sean proactivos, ya que de lo contrario los bancos y los prestatarios podrían verse sorprendidos por un cambio de tendencia. «, dijo Pleissner.