J.J. Fdez-Figares (Link Securities) | Los principales índices bursátiles europeos cerraron ayer al alza, desmarcándose de este modo de los de Wall Street que, por segundo día de forma consecutiva, terminaron la sesión con pérdidas, en esta ocasión sensiblemente superiores a las del día precedente. Tal y como indicamos en nuestro comentario de ayer que sucedería, la gran cita de la jornada fue la publicación del IPC del mes de octubre en EEUU, variable que sorprendió “para mal” a unos inversores que empiezan a temer que la alta inflación no sea tan “transitoria” como vienen defendiendo los bancos centrales y los gobiernos occidentales. Así, tanto la inflación como su subyacente alcanzaron en el mes de octubre en EEUU sus niveles más elevados en décadas, superando al alza holgadamente las expectativas manejadas por el consenso de analistas. Lo peor del dato, no obstante, no fue sólo la aceleración no esperada de la inflación en el mes analizado, sino su amplia base, ya que las alzas de precios afectaron en esta ocasión a un gran número de productos y servicios, lo que hace presuponer que las empresas, gracias a la fortaleza actual de la demanda, han optado por defender sus márgenes vía precios, trasladando sus mayores costes de producción a los clientes finales. De esta forma, lo que hasta el momento es una crisis de oferta, producto de la fuerte recuperación de la demanda tras la reapertura de las economías desarrolladas, puede terminar convirtiéndose en una crisis de demanda como consecuencia de la alta inflación, lo que sería mucho más preocupante para el crecimiento económico y, por ende, para la marcha de los mercados de valores.
La reacción de los mercados de bonos a la publicación del dato del IPC estadounidense fue la esperada: los precios de estos activos descendieron tanto en las principales plazas financieras europeas como en Wall Street, mientras sus rentabilidades repuntaron, con especial virulencia en los mercados estadounidenses. A su vez, las curvas de tipos perdieron algo de inclinación, descontando de este modo un menor crecimiento económico futuro. Por su parte, el dólar se fortaleció frente al resto del resto de principales divisas, especialmente frente al euro, algo que es negativo para las multinacionales estadounidenses -las empresas del S&P 500 generan cerca del 40% de sus ventas en el exterior-, aunque suele ser favorable para las compañías exportadoras europeas.
En las bolsas el principal impacto negativo se lo llevaron las compañías de crecimiento, especialmente las tecnológicas, que en Wall Street sufrieron duros castigos consecuencia del repunte de los rendimientos de los bonos a largo, factor que penaliza sus valoraciones al usarse a la hora de descontar los flujos de caja futuros normalmente como tasa de interés sin riesgo el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años. En este mercado también cayeron con fuerza los valores del sector de la energía, tras el fuerte recorte que experimentó en las últimas horas del día el precio del crudo. En este sentido, señalar que este mercado se muestra expectante ante las amenazas de intervenir en el mismo lanzadas reiteradamente por la Administración Biden que quiere bajar “como sea” el precio de los combustibles, aunque no termina de tener muy claro cómo hacerlo -ayer se habló otra vez de la posibilidad de que el Gobierno de EEUU prohíba las exportaciones de gas y petróleo-.
Si bien consideramos que los elevados niveles de inflación, tanto en EEUU como en Europa, de mantenerse más tiempo del esperado pueden forzar a los bancos centrales a agilizar el proceso de retirada de sus estímulos monetarios, creemos que antes de que ello suceda van a pasar algunos meses, meses en los que estas instituciones esperan ganar algo de tiempo para no penalizar la recuperación económica en ciernes. La presión que van a tener que soportar en este sentido, especialmente la Reserva Federal (Fed), va ser muy elevada. Además, en un entorno inflacionista como el actual no vemos bien como encajan las nuevas ayudas fiscales masivas que ha diseñado el Gobierno Biden y que quieren aprobar los demócratas, ya que sería como “echar gasolina al fuego”. Todo ello entendemos que preocupa a los inversores y que será algo que generará mucha volatilidad en los mercados financieros (divisas, bonos y bolsas) a medida que nos acerquemos al cierre del ejercicio. No obstante, los recortes de ayer en Wall Street creemos que tienen un elevado componente técnico, al estar los principales índices y muchos valores muy sobrecomprados tras el fuerte rally experimentado recientemente por esta bolsa, rally que ha llevado al S&P 500 a alcanzar su racha alcista más larga desde 1997 (nueve sesiones seguidas al alza).
Hoy, en principio, esperamos que las bolsas europeas abran a la baja, lastradas por el negativo comportamiento de Wall Street ayer. No obstante, el positivo comportamiento que en general han mostrado esta madrugada las bolsas asiáticas, donde el hecho de que la promotora china Evergrande haya evitado otra vez a última hora la quiebra ha sido muy bien acogido por los inversores -pagó ayer al vencimiento del periodo de gracia el cupón de un bono- y el hecho de que los futuros de los índices estadounidenses vengan al alza creemos que son factores que servirán para moderar las caídas en los mercados de renta variable europeos. Decir, además, que los inversores no dispondrán hoy de la referencia de los bonos estadounidenses, al permanecer este mercado cerrado por la celebración en EEUU del Día del Veterano, día que coincide con la celebración en algunos países europeos del fin de la Primera Guerra Mundial (en Francia, por ejemplo, hoy es día festivo, aunque las bolsas permanezcan abiertas).
Por lo demás, comentar que la agenda macroeconómica de hoy es muy limitada y se concentra toda ella en el Reino Unido, donde se publicarán la primera estimación del PIB del 3T2021 y la producción industrial y la balanza comercial del mes de septiembre, datos que no creemos tengan impacto alguno en la marcha de las bolsas europeas continentales.