Ricardo Jiménez (Harmon) | En bolsa se invierte para ganar dinero. Para ello es clave tanto la selección de compañías que compramos como el precio de adquisición. Las distintas gestoras de fondos dedican buena parte de sus esfuerzos de marketing a explicar sus principios y procesos de inversión. Los analistas emplean un enorme tiempo en la identificación y análisis de sus apuestas. Pero la decisión de vender es igualmente importante para lograr rentabilidades a largo plazo. Esta decisión o no tomarla, puede tener un impacto significativo en las carteras. Si una acción cae un 50% y la mantenemos, hace falta que se revalorice un 100% para recuperar la inversión. Si cae un 75% hará falta una improbable revalorización del 300% para no perder dinero. La cotización de los principales bancos en los últimos quince años es un buen ejemplo, a pesar de la revalorización de los dos últimos ejercicios. Vender requiere una disciplina de desinversión de la que apenas se habla.
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