La economía china se muestra robusta en el 1T25, ¿pero logrará el «Reino del Medio» resistir a la guerra comercial?

Como vemos, el cóctel de medidas era muy variado, y una que también nos llama la atención era la destinada también a dar un impulso al mercado bursátil. Los fondos y los agentes de bolsa podrán acceder ahora a la financiación del banco popular para comprar acciones, y así, aunque el banco no intervendrá directamente en el mercado de acciones, sí ofrecerá apoyo de liquidez a instituciones financieras para respaldar este. No es casualidad que el anuncio siguiera acompañado de una subida del índice CSI 300 de un 2,4% mientras que el Hang Seng de Hong Kong se disparó un 3,3%. Por otro lado, este anuncio provocará un poco más de debilidad en el yuan, con el USDCNY subiendo en respuesta al paquete de estímulos del banco, pero esto será retroceder un terreno ganado previamente, gracias como decimos al margen que ha supuesto el mayor recorte de la Fed. En general, no creemos que los estímulos acaben aquí, aunque sí es cierto que, a partir de ahora, los funcionarios andarán con pies de plomo a la hora de aplicar estímulos adicionales, salvo que el ciclo de flexibilización de la Fed sea más intenso de lo esperado. Nosotros creemos que el paso dado el martes ha sido correcto en la medida en que se han anunciado varias medidas juntas en lugar de espaciar las medidas individuales poco sistemáticas con un efecto más limitado. Si lo que quieren los funcionarios es provocar una respuesta en la actividad, de esta manera creemos que se puede conseguir más fácilmente que como venían haciendo hasta ahora. Además, si también se produce un fuerte impulso de la política fiscal, el objetivo de crecimiento del PIB del 5% podría ser sencillo de alcanzar. En ocasiones hemos comentado que, si el politburó se fija un cierto nivel de crecimiento, tiene herramientas suficientes para conseguirlo. Otra cosa es las distorsiones que eso pudiera crear en el más largo plazo en forma de burbujas, crecimiento del crédito y apalancamiento. El caso es que, para que el mercado inmobiliario se recupere, tienen que ocurrir dos cosas. En primer lugar, los precios deben estabilizarse y segundo, es necesario que el exceso de inventarios de viviendas se reduzca. Las implicaciones de una aceleración en el crecimiento de la economía china podrían ser relevante para sus socios comerciales, y de estos, Alemania podría ser de los que más beneficiados salieran de una reactivación del comercio entre los países. Pero hasta entonces, la economía teutona va a seguir con un menor apoyo del sector exterior, que se une a una acusada debilidad de la industria, así como a un consumo de los hogares aún deprimido. Eso se está reflejando en los indicadores más adelantados, y si bien los PMI retrocedían el lunes y la confianza de los empresarios se contraía más intensamente, el martes eran los IFO los que sacaban a relucir los mismos problemas. El clima empresarial siguió deteriorándose, cayendo por quinto mes consecutivo hasta 85,4 pts en septiembre desde 88,6 en agosto siendo el principal responsable el componente de evaluación actual, que sufrió un duro golpe y cayó a 84,4, (frente al 85,6 est.). El componente de expectativas también daba un paso atrás pero mucho más marginal, en medio punto hasta los 86,3.

Luis Pinheiro de Matos (CaixaBank Research) | El PIB de China creció un 1,2% en el 1T 2025 respecto al 4T 2024, frente a un crecimiento intertrimestral del 1,6% en el 4T. Por su parte, la tasa interanual se mantuvo en el 5,4%. A pesar de que la economía china ha perdido impulso este trimestre, el ritmo de crecimiento todavía se muestra robusto (un ritmo anualizado del 4,9%, cercano al promedio observado en 2023 y 2024). El crecimiento registrado este trimestre está algo por encima de lo esperado por el consenso de analistas (5,2% interanual, según Bloomberg) y de la previsión de CaixaBank Research (4,7%)

Los indicadores de actividad reflejan un 1T mejor de lo esperado y una aceleración en marzo. La producción industrial se expandió un 7,7%, en términos interanuales (vs. 5,9% en enero y febrero, 5,6% en el conjunto de 2024), a pesar de un entorno de elevada incertidumbre con respecto a la evolución de la demanda externa, pero en el que las exportaciones han seguido demostrando una buena dinámica. En marzo, las exportaciones crecieron un 12,4% interanual, tras unos primeros dos meses del año algo volátiles, en los que registraron un crecimiento promedio del 1,5% (frente a un crecimiento cercano al 10% en el 4T 2024). Por otro lado, el ritmo de caída de las importaciones se moderó y registró una variación interanual del –4,3% en marzo (frente a un –7,5% en enero y febrero). Quedará por ver cómo cambian estas dinámicas a partir del 2T, con la eclosión de la guerra comercial con EE. UU. La inversión en áreas urbanas se aceleró, con una expansión del 4,2% hasta marzo (vs. 4,1% hasta febrero, 3,2% en 2024), una señal de que la incertidumbre generada por un entorno internacional más revuelto podría tener implicaciones más limitadas para la economía china. Por otro lado, las ventas minoristas crecieron un 5,9%, el ritmo de crecimiento más rápido desde diciembre de 2023, una marcada aceleración con respecto a los meses anteriores (4,0% en enero y febrero, 3,3% en 2024). Esta aceleración, particularmente alentadora dada la relativa atonía mostrada a lo largo del último año, viene en parte explicada por los incentivos a la compra de bienes de consumo duradero, como los electrodomésticos. Este programa de incentivo al consumo fue recientemente reforzado por las autoridades chinas, en las Dos Sesiones, la habitual reunión plenaria anual donde se definen las prioridades de política económica y fiscal para el país. El apoyo de la política fiscal debería acelerarse en los próximos meses, y el comportamiento del consumo seguirá siendo un factor clave, en un contexto externo marcado por las tensiones comerciales crecientes entre China y EE. UU.  

Las presiones deflacionarias siguen preocupando

En marzo, la inflación general se mantuvo en terreno negativo (–0,1%, igual al promedio de enero y febrero) y la núcleo (sin energía ni alimentación) se situó en el 0,5% (vs. 0,3% en enero y febrero). Del lado de los precios de producción, persisten las señales de que la sobrecapacidad de la industria seguirá ejerciendo presión a la baja sobre los precios. En marzo, el índice de precios de producción cayó un 2,5% en términos interanuales (vs. –2,2% anterior). Estas caídas han sido particularmente intensas entre bienes de consumo duradero, y las presiones deflacionistas podrán intensificarse a lo largo de los próximos meses, dado el probable desplome de las exportaciones, que difícilmente podrá ser compensado por la demanda interna

Un desacoplamiento China-EE. UU. con consecuencias imprevisibles, para China y para el resto del mundo

Los últimos meses se han visto marcados por la escalada proteccionista entre China y EE. UU. Si bien, en un primer momento, las autoridades chinas han demostrado cautela a la hora de responder a la «salva de apertura» por parte de la Administración Trump (con dos subidas consecutivas de 10 p. p. en los aranceles a China, pretendidamente por la «crisis del fentanilo» en EE. UU.), desde el anuncio de los aranceles recíprocos (en el Liberation Day, el 2 de abril), ambos países han anunciado una subida de aranceles de 125 p. p., que se suman a los ya existentes. Más allá de las distorsiones económicas que supondrán a corto y medio plazo, y que implicarán una destrucción extensa de los flujos comerciales bilaterales, ellos han materializado un escenario de guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo. En un entorno geoeconómico complejo, el daño a la economía global dependerá, entre otros factores, del nuevo nivel de equilibrio de los aranceles y del tiempo (y la forma) para alcanzarlo. Aunque la incertidumbre seguirá siendo elevada a corto plazo, se puede esperar que China y EE. UU. puedan emprender una nueva fase de negociaciones que, aunque ciertamente llevaría a un nivel de aranceles más elevados que hasta el 1 de abril, así como a una senda de desacoplamiento comercial, podría estabilizar las relaciones comerciales (y diplomáticas) entre ambos países. Aun así, no pueden, de momento, descartarse escenarios de desacoplamiento duro, con derivadas geopolíticas tan impredecibles como peligrosas.Cabe, sin embargo, resaltar que la economía china afronta esta segunda fase de tensiones comerciales en una situación distinta a la que tenía en 2017-2018 (la primera fase en la que las barreras comerciales entre ambos países empezaron a aumentar de manera significativa). Por un lado, China ha sido capaz de diversificar sus cadenas de valor, exportando ahora mucho más a, y a través de, países del denominado Sur Global (como sus vecinos del sureste asiático o los BRICS+). China ha ganado también cuota de mercado en muchos sectores tecnológicamente avanzados y claves para la transición energética y digital. Por otro lado, el gigante asiático se enfrenta a importantes retos a nivel interno: una crisis inmobiliaria y de confianza, a la que se suma un acelerado declive demográfico y un modelo económico con desequilibrios crecientes, entre consumo interno (insuficiente), y demanda externa e inversión (excesivos). En este contexto, cabe esperar un año particularmente retador para el gigante asiático, en el que la política fiscal (y exterior) desempeñarán un papel clave, y en que estará a prueba la capacidad del país para adaptarse a un nuevo entorno, tanto a nivel externo como interno.La publicación del dato del 1T 2025 supondría riesgos al alza moderados para nuestra previsión de crecimiento de la economía china para 2025, en torno al 4,2%. Sin embargo, dada la severidad de la escalada proteccionista con EE. UU., el balance de riesgos se encuentra sesgado a la baja. Un escenario en el que las dos mayores economías del mundo no dejen escalar más el conflicto comercial y puedan, más temprano que tarde, retomar una vía diplomática y restablecer negociaciones comerciales, podría reequilibrar el balance de riesgos.