Por Julian Marx y Lars Conrad (Flossbach von Storch) | No hay dos sin tres: la Reserva Federal reduce el federal funds target range, el tipo de interés oficial de EE. UU., por tercera vez este año, lo que deja los tipos de referencia estadounidenses en una horquilla de entre el 4,25 % y el 4,5 %. Si nos fiamos de las previsiones de hoy del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), el comité central de la política monetaria estadounidense, con estos tres recortes podríamos estar ya en una fase avanzada del actual ciclo de bajada de los tipos de interés.
No en vano, para el próximo año, los miembros del FOMC tan solo contemplan ya otros dos recortes de tipos de 25 puntos básicos cada uno. En 2027, incluso, es probable que los tipos oficiales de EE. UU. estén todavía por encima del 3%, según la opinión actual de los banqueros centrales estadounidenses.
El porqué de esta valoración va de la mano de sus demás proyecciones:
• Por un lado, la inflación podría seguir estando un poco por encima del objetivo del 2 %. Los banqueros centrales estadounidenses revisaron al alza en 0,3 puntos porcentuales su estimación de septiembre para la inflación subyacente del PCE en 2025: ahora creen que la inflación subyacente podría alcanzar el 2,5 % el año que viene.
• Al mismo tiempo, la economía estadounidense sigue mostrándose fuerte. Para 2025 se prevé un crecimiento real del 2,1 % (tras el 2,0 % de septiembre). También se prevé que la tasa de desempleo se mantenga estable en los próximos años y se afiance en torno al 4,3 %, tras situarse en el 4,2 % en noviembre de 2024.
Por experiencia, sabemos que las proyecciones suelen ser poco más que una instantánea. Esto también se aplica (incluso con más motivo) ante el inminente segundo mandato de Trump. No obstante, sí proporcionan información valiosa para evaluar la situación actual: es evidente que la preocupación por el mercado laboral estadounidense y los posibles riesgos a la baja para la economía de ese país se han atenuado en los últimos meses, lo que a su vez reduce la presión sobre las autoridades monetarias estadounidenses para que recorten los tipos de interés por obediencia preventiva.
En consecuencia, persiste un alto grado de incertidumbre sobre el futuro rumbo de la política monetaria. Sin embargo, las previsiones actuales alimentan la hipótesis de un «ciclo de bajada de los tipos de interés a dos velocidades».
Mientras el Banco Central Europeo (BCE), en vista del débil impulso económico de la eurozona, sigue adelante con una política monetaria que podría entrar ya en terreno neutral el año que viene, en el caso de EE. UU. no parece descabellado que Powell y compañía continúen de momento en el filo de la navaja.
¿Cómo reaccionarán los mercados?
No ha sorprendido la reducción de los tipos de interés en 25 puntos básicos. Sin embargo, en cuanto a los precios y rendimientos de los bonos, lo más importante es lo que los participantes del mercado esperan para el futuro. Las proyecciones de tipos de la Fed prevén ahora, tras la última reunión, solo dos (en lugar de las tres anteriores) bajadas de tipos en 2025. Cabe recordar que, en septiembre del año pasado, las expectativas eran de cuatro bajadas. Además, se revisó al alza la previsión de inflación subyacente del PCE.
Así, la reciente decisión de la Fed marca ahora un “hawkish cut”, es decir, una bajada de tipos que, al mismo tiempo, apunta hacia una política monetaria más restrictiva. Los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense (treasuries) con vencimientos a dos años aumentaron (al mediodía del jueves, 19 de diciembre de 2024) alrededor de 10 puntos básicos. En el caso de los bonos a diez años, el aumento fue de hasta 15 puntos básicos.
Aunque los treasuries sufrieron pérdidas de precio, los impactos en una cartera de bonos activamente gestionado y bien diversificado son limitados. Otros títulos, como los bonos europeos o los bonos soberanos de Nueva Zelanda —que recientemente ha mostrado un crecimiento económico más débil—, se mantuvieron más estables.
Incluso en una cartera mixta que incluye tanto bonos como acciones, los bonos vuelven a cumplir su propósito. Especialmente en el mercado de acciones estadounidense, se observaron pérdidas significativas tras la reunión de la Fed, ya que los inversores dejaron de contar con ganancias crecientes junto con tipos en descenso. Desde una perspectiva de rendimiento total, los bonos pueden amortiguar un poco las pérdidas de la porción de acciones de la cartera.