Franco Macchiavelli (Admirals)| El reciente dato de inflación de la zona euro anticipa el tono de Lagarde en la próxima reunión de diciembre, que estimamos que siga siendo acomodaticio, ratificando la pausa y aplicando su discurso de data dependent.
Uno de los puntos destacables es el dato mensual, el cual comienza a mostrar lecturas negativas en la inflación. Esto es sumamente positivo, ya que no solo representa la lectura más baja en negativo de todo el año 2023 (-0.5%), sino que, al considerar el desfase en la política monetaria entre Europa y Estados Unidos, el actual ritmo de desaceleración es muy alentador, y más todavía si atendemos a la demora del BCE en aplicar incrementos en las tasas en comparación con la FED, que fue uno de los primeros bancos centrales en tomar medidas restrictivas mediante políticas monetarias. Debido a estos factores, esta situación cobra aún más relevancia en la recepción optimista por parte del mercado. A esto se le suma el dato positivo de inflación en Alemania conocido esta semana, apuntando a lecturas contractivas mensuales y lecturas generales que confirman una desaceleración en el aumento de precios.
Los mercados celebran el dato y facilitan el escenario para ver un Rally de Navidad.
Reflexiones sobre la ausencia del rally navideño en 2022 y expectativas alentadoras para 2023.
El cambio de escenario entre el 2022 y el 2023 deriva en una transformación notable en el panorama económico y financiero. En el 2022, observamos un terreno inestable marcado por subidas de tipos verticales, una tendencia alcista en la inflación y una preocupante contracción en los beneficios empresariales. La expectativa de una inminente recesión para el año 2023 y la caída de las empresas tecnológicas contribuyeron a un clima de incertidumbre y los inversores optaron por el risk-off.
Sin embargo, la llegada del 2023 trajo consigo un giro sorprendente. La pausa prolongada y la expectativa de ausencia de más subidas en los tipos de interés crearon un ambiente de estabilidad. Los tipos reales positivos, resultado de la diferencia entre los tipos de interés y la inflación, impulsaron esta percepción de estabilidad económica. Los beneficios empresariales del 3T también experimentaron una transformación impresionante, con un aumento significativo del +4,0% en el BPA promedio de las compañías del S&P 500, superando las estimaciones negativas del -0.6% que tenía el consenso de mercado.
Los últimos datos de PIB registrados en Estados Unidos señalaron una lectura muy sólida que superó con creces las expectativas de los inversores. Las empresas tecnológicas, que antes estaban en declive, se convirtieron en impulsores clave con un impacto positivo en los índices, sumado a una mejora en la amplitud (índices como el Russell 2000 han acompañado las subidas de noviembre, lo cual es algo muy positivo).
La inflación, que antes era motivo de preocupación, ahora se encuentra cerca del objetivo del 2% establecido por la FED/BCE, contribuyendo a un mayor equilibrio en los indicadores económicos. Otro factor que contribuye a una lectura optimista se manifiesta en las cifras de ventas durante la Holiday Season, mostrando un crecimiento notable del +9,8% con respecto al mismo período del año anterior.
Esta comparación entre los dos períodos refleja un cambio radical desde la incertidumbre y la contracción hacia un panorama económico más fuerte, con indicadores al alza y expectativas positivas para el futuro inmediato.
El sentimiento de mercado podría ser distinto en 2024, cuando los efectos de las políticas monetarias acaben por manifestarse de lleno en el mercado, no obstante, para el futuro más inmediato, podemos concluir que 2023 ha sido un gran año para los mercados, solo falta cerrar con broche de oro el Rally de Navidad, el cual parece estar bien sustentado para manifestarse.