El mecanismo de identificación de accionistas comienza a funcionar pese a los obstáculos

Pedro Sáa (Computershare) | Ya tenemos unos resultados preliminares de las primeras identificaciones de beneficiarios últimos, desgloses de accionistas o identificación de accionistas, como quiera que les llamemos, de acuerdo con las nuevas posibilidades que las modificaciones de la Ley de Sociedades de Capital han introducido como consecuencia de la implementación en nuestro país de la Directiva sobre el fomento de la implicación a largo plazo de los accionistas (“SRDII”).

Como digo, preliminares, pero en mi opinión un hito largo tiempo perseguido por todos los actores del sector, tanto por emisores en primer lugar (cuántas llamadas después de jornadas especialmente activas en el parqué “Oye, ¿no sabrás quién está detrás de Euroclear?” o “Este bróker ha estado más activo de lo habitual ¿quién pensáis que puede ser el que está comprando?”) pero también por los que nos dedicamos a intentar poner algo de luz en estas cuestiones. El famoso mito del inversor que no quiere decir que tiene posición en una compañía o las generalmente infructuosas conversaciones con custodios para buscar mecanismos con los que mejorar la transparencia.

Constatamos en su momento (análisis realizado en 2012) que el problema era la regulación. Pues bien, ya está aquí, y no como el verano, llega para quedarse. En estos primeros desgloses o identificaciones vemos beneficiarios finales de decenas de países, intermediarios que responden desde sus filiales de EEUU y entidades suizas que facilitan el detalle. Lo que cabría esperar. Pero a día de hoy el mensaje importante es que el mecanismo previsto en la legislación funciona. Ya hay un armazón legal que permite a las compañías conocer quienes están detrás de los nominees. Y está operativo.

Esto no quiere decir que esté todo solucionado. Hay cuestiones pendientes y no pocos obstáculos. La calidad de la información no es todavía completa, dado que no todos los intermediarios, sobre todo los de segundos y terceros niveles, no cumplimentan los ficheros con todos los datos o con estos correctamente. Muchos de esos intermediarios, más pequeños, todavía no han adaptado sus sistemas a los nuevos estándares y no son capaces de comunicar de manera eficiente la información.

Será importante la labor de la Comisión Europea a la hora de evaluar el grado de cumplimiento de la normativa e imponerla. La cuestión de la calidad es crítica para que despegue esta actividad y permita una oferta de servicios competitiva, donde realmente se aporte valor a los emisores.

Los costes para la cadena de intermediación son uno de los temas abiertos y que sin duda darán que hablar. Si cada intermediario quiere repercutir al emisor un coste por el proceso de la información, aunque este sea bajo, es probable que haga inviable este nuevo mecanismo. Por otro lado, sólo el coste de administrar estas nuevas facturas será probablemente mayor que lo que se pretende conseguir.

Y otros temas aún pendientes de resolver, como la eficaz aplicación fuera de la Unión Europea (no sólo para un grupo de entidades grandes en EEUU) o la actitud de los depositarios centrales de valores, que no acaban de encontrar un posicionamiento claro en este escenario. Por encima de todas, el elemento que realmente subyace detrás de muchos de los obstáculos surgidos hasta la fecha en el camino hacia esta transparencia es la falta de uniformidad en la definición legal de accionista en Europa. Es seguro que seguiremos hablando de todo ello por un tiempo.

Pero sigo pensando que es un hito y que coincide felizmente con este otro, el lanzamiento del proyecto “Emisores”. Una gran iniciativa que ayuda a tomar conciencia de que el mundo de los servicios a emisores –en sentido amplio– es un sector en sí mismo, multisectorial, que implica profesionales de muchos ámbitos y procedencias, en las cotizadas, consultoras, despachos, proveedores, etc. Conveniente porque ocupa un espacio que requería llenarse, el de la opinión independiente sobre estos temas. Otro paso más en el ya muy profesionalizado mercado español. En resumen, construye más sector, uno en el que algunos disfrutamos trabajando.