¿Están Brasil y Argentina comenzando realmente los preparativos para crear una moneda común? Creemos que no

Thierry Larose

Thierry Larose (Vontobel) | La noticia de la creación de una moneda común entre Brasil y Argentina circula desde el domingo pasado. Sin embargo, no creemos que Brasil y Argentina estén trabajando en esta cuestión, sino que probablemente las declaraciones de Sergio Massa, Ministro de Economía de Argentina, hayan inducido a error a los medios de comunicación.

Para empezar, la idea de que Brasil y Argentina se beneficiarían de una moneda única común que reemplazara a sus respectivas monedas de curso legal carece de fundamento. No tendría ningún sentido que un país como Brasil, que tiene una tasa de inflación de los precios al consumo del 5,8% y 330.000 millones de dólares de reservas internacionales, vinculara su destino monetario a un país que incurre en impagos en serie como Argentina, con una inflación del 95% anual y menos de 10.000 millones de dólares de reservas internacionales netas.

El debate entre Brasil y Argentina se centra más bien en la introducción de una unidad de cuenta destinada a facilitar e impulsar el comercio bilateral entre ambos países. Esta unidad no serviría ni como medio de cambio ni como depósito de valor, por lo que no se ajustaría a la definición de moneda.

Un ejemplo de unidad de cuenta distinta de una moneda son los Derechos Especiales de Giro del FMI. Pero la mejor comparación para lo que realmente quería decir el señor Massa es el desconocido SUCRE (Sistema Unificado de Compensación Regional) que fue propuesto inicialmente por Cuba para facilitar el comercio con otros países entre los regímenes «bolivarianos» de América Latina (entre Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela). La iniciativa pretendía liberarlos de la fortaleza del dólar estadounidense como moneda de cambio ineludible para los intercambios internacionales. No sólo porque los regímenes bolivarianos son por naturaleza contrarios a Estados Unidos, sino también porque la mayoría de esos países tienen escasas reservas internacionales y un acceso limitado a la financiación en dólares estadounidenses para sus importaciones. Desgraciadamente para ellos, la iniciativa fue un completo fracaso, ya que se realizaron pocas y pequeñas transacciones de forma esporádica.

El motivo de este fracaso radica en que dicho marco acaba siendo inevitablemente una manera de que los países con reservas bajas/déficit comercial pidan prestado barato a los países con reservas altas/déficit comercial. Y estos últimos tienen pocos incentivos para adherirse a tal sistema, más allá quizá de una satisfacción ideológica.

Volviendo al SUR (nombre propuesto para la unidad de cuenta entre Brasil y Argentina), es muy probable que este proyecto corra la misma suerte que el SUCRE, por las mismas razones. En una rueda de prensa, el Ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, y el Ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, intentaron convencer a la audiencia de que la financiación del comercio estaría garantizada por algún fondo de estabilización. Pero cabe preguntarse cómo podría Argentina alimentar dicho fondo si su acceso al dólar estadounidense es tan escaso. Desgraciadamente, llamar a los problemas de otra manera no ayuda a resolverlos.