La estabilidad del consumidor en EE.UU. sustenta las perspectivas de crecimiento global

Jaime Raga_UBS AM

Jaime Raga (UBS) | Comenzamos 2023 con unas perspectivas para la economía mundial más optimistas que las de consenso. Si bien el crecimiento se debilitará a medida que los efectos rezagados de un endurecimiento monetario sustancial se trasladen a la economía, no se hundirá, ya que los salarios nominales y reales siguen siendo resistentes. Por otra parte, los retos a los que nos enfrentamos en 2022 -Europa inmersa en una crisis energética y las políticas de cero-COVID-19 que lastran la actividad china- se están convirtiendo en factores favorables para el crecimiento mundial durante el primer semestre de este año.

Sin embargo, una economía más fuerte de lo esperado no es una buena noticia para todos los mercados. La resistencia del mercado laboral implica unos salarios elevados, lo que significa que los bancos centrales mantendrán los tipos de interés altos durante algún tiempo. A su vez, esto conlleva una continua reducción del riesgo en los mercados de renta variable más caros, en concreto el mercado estadounidense, más orientado a valores de crecimiento. A la hora de asumir riesgos en 2023, preferimos ser muy selectivos, asignando el capital allí donde la tendencia cíclica es más pronunciada, como China. En nuestra distribución de activos global, preferimos el crédito de alta calidad a las acciones a principios de año. La razón es que el aumento de las TIRes ha desplazado el atractivo relativo de los activos de riesgo.

Por su parte, el consumo en Estados Unidos está siendo el motor de la economía mundial. Así, el gasto real en EE.UU. aumentó a un buen ritmo en 2022 a pesar del repunte de la inflación, gracias a los elevados niveles de ahorro y al sólido crecimiento de los salarios nominales. En 2023, el consumo estadounidense comienza el año con un impulso adicional gracias a unos precios más bajos de los carburantes frente a los niveles de mediados de 2022.

No prevemos que se produzca a corto plazo un deterioro significativo del mercado laboral estadounidense, condición indispensable para una contracción del consumo real. La fuerza del sector servicios ha conseguido mantener una serie de indicadores del mercado laboral (como los salarios, el crecimiento de los sueldos y las solicitudes iniciales de subsidio de desempleo) en niveles muy sólidos, incluso en un contexto de moderación de la actividad en el sector de bienes y de despidos en el sector tecnológico. El ahorro se irá reduciendo en los hogares con rentas más bajas, pero los de mayores ingresos, que son los que más consumen en general, seguirán invirtiendo en el sector servicios. Los consumidores y las empresas han tenido la oportunidad de adecuar el plazo de su deuda a tipos de interés extremadamente bajos, lo que les hace menos sensibles a los tipos de interés de lo que ha sido históricamente habitual. Los mayores pagos a la seguridad social y las transferencias fiscales de los gobiernos estatales y locales también deberían servir como amortiguador para la economía.

Gráfico 1: Acciones estadounidenses relativamente caras en comparación con sus homólogas mundiales

La estabilidad del consumidor estadounidense sustenta las perspectivas de crecimiento, algo que se está reforzando con los efectos positivos derivados de la movilidad china y la mejora del acceso a la energía en Europa, sobre todo en el primer caso.