Intermoney | Como se esperaba, las importaciones restaron al PIB, lo cual era esperado dado el déficit comercial. El lastre del comercio quitaba 0,86 p.p a la tasa de crecimiento. Paradójicamente, las fuertes importaciones reflejan una sólida demanda de los consumidores, pero también restan valor al crecimiento general del PIB. Esa es la contrapartida.

Las exportaciones netas sólo crecían un +0,9% trim a., lo que demuestra que un dólar fuerte parece ejercer cierta presión sobre las exportaciones. También hay que tener en cuenta que los inventarios se acumularon a un ritmo más lento el último trimestre, lo que tuvo el efecto de reducir el PIB en 0,35 p.p. Luego, si dejamos a un lado el aumento más lento de los inventarios y el impacto inestable del comercio, el PIB se habría expandido un 2,81%, lo que demuestra un comportamiento más fuerte de lo que a primera vista cabría esperar.

Viendo ya el resto de partidas, el consumo se mantenía en un +2,5%, moderando respecto al 4tr23 (3,3%) pero entraba dentro de la lógica. Los primeros meses del año con temperaturas frías han tenido su incidencia. Esto unido a que la Fed no deja de haber situado los tipos de interés en el rango 4,25%-4,5% justificaban que el consumo de bienes haya caído en un -0,4% trim. a. (frente al 3,0% ant.). Principalmente hablamos de bienes duraderos, cuya contracción era de un -1,2% y explicaba buena parte de que el dato general de bienes fuese malo.

El peor comportamiento de las ventas automóviles y componentes, así como gasolina y otros bienes energéticos eran las impulsoras a la baja. Pero donde veíamos realmente los fundamentales que ponen de relieve la solidez de la actividad y la demanda interna era en el consumo de servicios, que avanzaba a un +4,0%, acelerándose en seis décimas desde la lectura anterior. Dentro de la partida de servicios, tanto en servicios médicos (0,59 p.p) como financieros y asegurador (+0,37 p.p) presionaban al alza, cosa que por otro lado podíamos tener en cuenta dado la revisión de muchos contratos y tarifas.