CdM | Juanma Moreno Bonilla, el líder del PP en Andalucía, podrá gobernar la comunidad autónoma con una holgada mayoría absoluta (58 escaños de un total de 109) después de conseguir el 42% de los votos, más de un millón y medio de papeletas, frente a un PSOE que ha conseguido menos de un millón, el 25% del voto, y 30 escaños, tres menos que en la anterior legislatura.

Vox, el partido de ultraderecha que aspiraba a ser determinante y forzar su entrada en el Gobierno andaluz, se queda con el 13% de los votos y 14 escaños y resulta irrelevante, lo mismo que resultan irrelevantes Por Andalucía, el nuevo proyecto de Yolanda Díaz y las gentes de Unidas Podemos, Izquierda Unida etc, que se queda con cinco escaños (pierde 12) y Adelante Andalucía, una escisión de Unidas Podemos, que se queda con 2 diputados.

Los tres partidos de la izquierda suman el 35% del voto y 38 escaños cuando hace cuatro años obtuvieron el 44% y 50 escaños, lo que explica que la portavoz del PSOE nacional, Adriana Lastra, haya salido rápidamente a descartar que el resultado de Andalucía, como antes los de Castilla y León y los de Madrid (todos con victoria del PP) sea extrapolable al resto de España o tenga algo que ver con la realidad nacional “donde el PSOE sigue liderando las encuestas”, dice.

El hecho cierto es que con una participación del 58%, solo dos puntos superior a la de 2018, el PP mejora en 32 escaños y 22 puntos el resultado electoral de 2018 y consigue mantenerse en el Palacio de San Telmo gracias a 800.000 votos nuevos. Medio millón son, probablemente, los votos que correspondían a los centristas de Ciudadanos, partido con el que gobernaba hasta ahora en coalición y que ha desparecido en Andalucía. Pero otros 300.000 son votos de nuevos electores y, previsiblemente, muchos son votos que en ocasiones anteriores habían ido al PSOE.

Es de imaginar que muchos votantes habituales del PSOE andaluz hayan pensado, como el presidente socialista de Castilla-La Mancha, García Page, que el PSOE ha conseguido por fin, con Pedro Sánchez, “la unanimidad perfecta, la de uno”, y que por tanto, no precisa más apoyos -ya tiene el de los independentistas catalanes, amnistiados por él, el de los independentistas vascos, el de los comunistas y la extrema izquierda… – para sacar adelante ese Gobierno de coalición y progreso que, como nuevamente se ha demostrado, tiene encandilada a la ciudadanía.