¿Habrá una crisis de deuda estadounidense?

Christian Scherrmann (DWS) | ¿Cuánto es demasiado? Cuando nos referimos al tiempo de debate de la política fiscal estadounidense, 24 horas parece ser un punto de inflexión. Hacia el término de la maratoniana sesión del Senado que acabó viendo cómo esa cámara aprobaba por el mínimo margen posible la “gran y hermosa ley fiscal” de Donald Trump, el senador demócrata por Pensilvania, John Fetterman, declaró: «Dios mío, solo quiero irme a casa. Ya me he perdido todo nuestro viaje a la playa«.

En el momento de redactar estas líneas, las perspectivas de la agenda de política interior de Donald Trump, que hace permanentes la mayoría de sus recortes fiscales del primer mandato, en la Cámara de Representantes, siguen sin estar del todo claras. Sin embargo, el hecho de que 50 senadores republicanos apoyaran el proyecto de ley del Senado pone de manifiesto la indiferencia de Washington sobre la sostenibilidad de las finanzas federales.

Una herramienta útil es la sugerida por el modelo presupuestario Penn Wharton, del estado natal del senador Fetterman. En cualquier análisis de este carácter, un punto de partida clave es que, una vez que los tipos de interés superan el crecimiento económico, la deuda federal crece más rápido que la economía, a menos que se compense con un superávit primario sostenido. Como muestra nuestro Gráfico de la Semana, los tipos de interés nominales medios de la deuda pública ya se acercan al crecimiento nominal del PIB.

Esto subraya los riesgos de que la evolución de la deuda estadounidense pueda volverse dinámicamente inestable. El análisis de Wharton identifica un umbral crítico de deuda en relación con el PIB de aproximadamente el 200% y sugiere que, en las condiciones políticas y macroeconómicas recientes, Estados Unidos tiene un margen estimado de 20 años para aplicar medidas de corrección, si las condiciones del mercado siguen siendo favorables en el conjunto.

No es una fórmula para la solvencia a largo plazo y la estabilidad macroeconómica

El obstáculo es que la estabilidad podría evaporarse mucho más rápidamente, si se produjera entre medias una crisis que requiriera un aumento brusco de los déficits públicos, o una pérdida repentina de la confianza de los mercados. A pesar de que Estados Unidos conserva una oportunidad de ajuste, el margen de error se está estrechando. El retraso en la acción aumenta el riesgo de una crisis fiscal no lineal, en la que la confianza del mercado se deteriora a gran velocidad. Los responsables políticos deben considerar tanto la magnitud como el momento de las intervenciones para garantizar la solvencia a largo plazo y la estabilidad macroeconómica.