¿La recuperación económica está llegando a todos los bolsillos?

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Caixabank Research | La recuperación de la actividad finalmente es una realidad palpable y que refleja con claridad los principales indicadores económicos. El PIB, tras llegar a situarse más de un 20% por debajo del nivel prepandemia, en el 2T 2021 ya prácticamente había recuperado dos terceras partes del terreno perdido. ¿Pero la recuperación económica está llegando a todos los bolsillos? 

La experiencia vivida durante la crisis inmobiliaria y financiera no invita al optimismo. Entre los años 2008 y 2013 el PIB llegó a retroceder más de un 8%, y ello conllevó un fuerte aumento de la desigualdad. Lo que todavía fue más preocupante es que la recuperación que se inició a partir de 2014 tardó en hacer mella en todos los hogares. Los indicadores de desigualdad se redujeron muy lentamente durante los años posteriores a la crisis y, de hecho, cuando el pasado año estalló la pandemia, el índice de Gini, el indicador de desigualdad de referencia, todavía se encontraba por encima del nivel de 2008. Esta afirmación es válida tanto para el índice de Gini que mide la desigualdad de renta antes de tener en cuenta las transferencias del sector público (Gini-pre), como para el índice de Gini que analiza la evolución de la desigualdad de renta teniendo en cuenta las transferencias que realiza el sector público (Gini-post). 

La crisis económica generada por la pandemia también ha conllevado un fuerte aumento de la desigualdad. El índice de Gini-pre aumentó más de 10 puntos entre los meses de febrero y abril del pasado año. Un aumento histórico, aunque merece la pena resaltar que el aumento de la desigualdad en relación con la caída de la actividad fue sustancialmente inferior a la que se produjo durante la pasada crisis inmobiliaria y financiera. Concretamente, en la crisis de 2008-2013, por cada p. p. que retrocedió el PIB, el índice de Gini-pre aumentó 0,9 p. p. En cambio, en la crisis actual esta sensibilidad se ha reducido a la mitad: por cada punto de PIB, el índice de Gini-pre ha variado 0,4 puntos. El aumento del índice de Gini-post, respecto a la caída del PIB, también se ha reducido a la mitad. Pero más allá del cambio en la sensibilidad de los índices de Gini respecto al PIB, es muy destacable que a partir del momento en que la economía se ha ido recuperando, la desigualdad ha empezado a reducirse sin dilaciones. 

Los factores de fondo que explican la distinta evolución de la desigualdad en la crisis actual hay que buscarlos en el mercado laboral. Y es que la evolución del empleo explica alrededor del 90% de la variación del índice de Gini. Sin lugar a duda, la naturaleza de la presente crisis, muy distinta a la de 2008- 2013, es un factor determinante. La recesión anterior fue mucho más larga, y afectó de forma especial a unos sectores concretos, como el inmobiliario, lo que obligó a muchas personas a reorientar su carrera profesional y, por consiguiente, dificultó su reinserción al mercado laboral. En cambio, la crisis generada por la pandemia está yendo a una velocidad muy superior, y las exigencias de recolocación sectoriales son inferiores. Además, muchas personas que han dejado de trabajar han contado con un instrumento que les ha permitido mantener la relación laboral con la empresa en la que trabajaban y, cuando la economía se ha reactivado, ello ha facilitado enormemente su rápida reinserción al trabajo: los ERTE. 

Finalmente, también cabe destacar que la mejora de los índices de Gini está siendo generalizada entre los distintos colectivos. Los índices de Gini de los jóvenes y de las personas nacidas fuera de España aumentaron mucho más que en el resto de la población durante los primeros compases de la pandemia. Sin embargo, desde que la actividad económica empezó a reactivarse, la situación de estos colectivos ha mejorado de forma sustancial. En julio, ya no se observaban diferencias tan destacables en la variación del índice de Gini por edades. Para el caso de los inmigrantes, los índices de Gini también han mejorado de forma notable, aunque se mantienen algo por encima de los españoles. 

La evolución más reciente de la desigualdad invita al optimismo, tanto por lo que observamos a nivel agregado como entre los distintos colectivos. Pero el aumento de la desigualdad respecto al nivel previo a la pandemia sigue siendo destacable. El incremento que registraba el índice de Gini-post en julio de este año, de 1,3 puntos respecto al nivel prepandemia, no se aleja mucho del que se llegó a producir durante la recesión de 2008-2013, de 2,3 puntos. El camino que todavía queda por recorrer hasta alcanzar los niveles previos a la pandemia es amplio. Los próximos trimestres, en los que esperamos que se consolide la recuperación, serán claves para determinar si al final se repite la historia y la actividad y la desigualdad vuelven a ir por caminos separados. O, por el contrario, esta vez es diferente.