F.R. | IOSCO, la organización que agrupa a 131 supervisores de todo el mundo que abarcan el 95% de los mercados, acaba de publicar el informe final Supervisory Practices to Address Greenwashing, donde examina los problemas y las diferentes políticas adoptadas respecto a  esta mala práctica financiera, que “sigue siendo una preocupación fundamental sobre la conducta del mercado, que plantea riesgos tanto para la protección de los inversores como para la integridad del mercado”, aunque “algunos de estos desafíos se están abordando actualmente.”
Entre las conclusiones del informe está la propia “indefinición global” del término greenwashing y de sus límites, aunque ya cuenta con derivaciones como el greenhushing –práctica de infra-reporte corporativo para eludir el escrutinio de los inversores- o el green-bleching, conducta que se produce, según un ejemplo propuesto por IOSCO, cuando un proveedor de productos o servicios financieros de base ESG decide no comercializarlos como tales para evitar las complicaciones regulatorias u otros riesgos legales.
El informa también señala que el mercado de calificaciones ESG y de productos de datos relacionados “sigue sin estar regulado en gran medida”, aunque “algunas jurisdicciones están desarrollando políticas obligatorias o voluntarias” al respecto, elaborando marcos para estas dos cuestiones cuyos elementos claves se exponen.