Diez previsiones macro que podrían resultar erróneas en 2024

Jeffrey Cleveland, Jefe Economista de Payden & Rygel

Jeffrey Cleveland (Payden & Rygel) | Aunque la mayoría de la gente da por sentado que básicamente tiene razón en todos los ámbitos de la vida, empezando por las convicciones políticas y religiosas, la realidad es que, contrariamente a lo que inconscientemente nos hacen creer, no somos omniscientes, de hecho, nos equivocamos con bastante frecuencia.

Así lo confirman los mercados financieros: si el año pasado por estas fechas uno se hubiera preguntado por la posibilidad de una recesión económica en Estados Unidos durante 2023, dos tercios de los actores financieros se habrían declarado a favor de esta hipótesis. Del mismo modo, el mercado de renta fija estaba convencido de que la Fed subiría los tipos de interés hasta un máximo del 5% y luego efectuaría 2 o 3 recortes de aquí a finales de año, y muchos inversores y analistas sostenían que el enfriamiento de la dinámica inflacionista tendría que pasar necesariamente por un aumento significativo de la tasa de desempleo.

El hecho de que ninguno de estos escenarios se materializara debería ser un aviso para que  los inversores no caigan en la tentación de intentar predecir a toda costa el destino de la economía mundial. Por eso, en Payden intentamos no prestar demasiada atención a las previsiones macroeconómicas, sino que, a través del método científico, pretendemos reunir el mayor número posible de pruebas y refutar después las macro hipótesis que influyen en el comportamiento de los mercados. Ponemos una mirada crítica en el análisis de la macroeconomía, sobre todo en las opiniones unánimemente compartidas por los economistas, las llamadas «verdades absolutas».

10 predicciones generalizadas sobre el mercado que pueden resultar erróneas en 2024:

1- «Una recesión es inevitable en 2024». Fue la principal opinión defendida por muchos inversores y el 65% de los “pronosticadores profesionales”. Éstos siguen considerando que hay un 50% de probabilidades de que se produzca una en 2024. Es dudoso que el consenso acierte y la posibilidad de una desaceleración en 2024 está más cerca del 12,5%. Cabe esperar un crecimiento del PIB igual o ligeramente superior a la tendencia, impulsado por la resistencia del consumidor estadounidense.

2- «…¡pero el consumidor estadounidense se está quedando sin ahorros!» La tasa de ahorro personal ha disminuido a medida que los patrones de gasto se normalizaban tras la pandemia pero los consumidores estadounidenses siguen contando con billones de ahorros. Y lo que es más importante: el gasto de los consumidores (por tanto, el crecimiento económico general de EEUU) está impulsado por el aumento de los ingresos, que se mantuvo robusto hasta noviembre de 2023, no por el ahorro.

3- «La política fiscal estadounidense está impulsando el crecimiento». Los pesimistas citan la política fiscal como el verdadero motor del crecimiento, que consideran insostenible. Sin embargo, el gasto fiscal proporcionó un modesto impulso del 0,3% al crecimiento global en los últimos cuatro trimestres, mientras que el gasto de consumo contribuyó a más de la mitad del crecimiento del PIB en 2023. El impacto fiscal neto (medida que combina el impacto del gasto público a nivel federal, estatal y local, todas las políticas fiscales y los programas de prestaciones sociales) ha sido negativo durante los tres últimos trimestres. Además, los políticos suelen aumentar el gasto, en lugar de reducirlo, en años electorales.

4- «El gobierno estadounidense no podrá financiar su enorme déficit». El déficit presupuestario estadounidense ha aumentado, pero el apetito de los inversores estadounidenses y mundiales por los bonos soberanos sigue siendo fuerte.  Además, la emisión de letras del Tesoro financió gran parte del déficit de 2023, con los hogares y empresas estadounidenses “como entusiastas compradores”. Y EEUU dedica menos del 3% de su producción económica a pagar los costes del servicio de la deuda, una tarea manejable por ahora, sostienen en la gestora.

5- «Una inflación obstinada puede obligar a la Reserva Federal a apretar demasiado, inclinando la economía hacia una recesión». La media móvil de seis meses de la tasa de variación mensual del IPC subyacente se situó en octubre en línea con el objetivo de la Fed del 0,2%, y la tasa de desempleo se mantiene cerca de los mínimos del ciclo. Harán falta algunos meses más de datos para que la Fed declare la victoria sobre la inflación.

6- «Ya están apareciendo grietas en los mercados laborales mundiales, y otros bancos centrales (BCE, BoE, BoC) seguirán a la Fed y pronto empezarán a recortar». A excepción del Reino Unido y Canadá, a otros grandes países desarrollados les ha ido mejor de lo que muchos piensan y algunos bancos centrales están incluso más cerca de alcanzar los objetivos de inflación que la Fed, por lo que es posible que la mayoría de las autoridades monetarias recorten menos agresivamente de lo que predicen los mercados. La Fed probablemente no tomará la iniciativa, dada la fortaleza del mercado laboral estadounidense. En todo caso, una importante fuente de tensión de los mercados en los últimos 24 meses: el endurecimiento de las condiciones financieras.

7- «Los ‘retardos largos y variables’ de la política monetaria no tardarán en hacer mella». Los «retardos largos y variables» de los que hablaba Milton Friedman puede que ya se hayan dejado sentir (SVB), y lo que es más importante: los consumidores y las empresas estadounidenses han alargado los vencimientos de su deuda y han resistido las subidas de los tipos de interés, y los bancos son proveedores de crédito mucho menos críticos que en décadas pasadas. Los pagos hipotecarios no han aumentado y los costes del servicio de la deuda de las empresas se mantienen en mínimos históricos.

8- «La escalada de los problemas geopolíticos hará descarrilar la economía mundial». Aunque trágicos y desafortunados, los acontecimientos geopolíticos suelen tener un impacto efímero en los mercados y las tendencias económicas. A falta de una fuerte sacudida petrolera -una subida de los precios del crudo que pellizque el bolsillo de los consumidores, como vimos en 2008-, una grave recesión inducida por acontecimientos geopolíticos sigue siendo un escenario de baja probabilidad.

9- «Si pestañeamos, perderemos la oportunidad de ampliar la duración de la cartera». Apostar por la «larga duración» -poseer bonos del Estado de mayor duración en lugar de efectivo- suele funcionar mejor cuando: a) los bancos centrales recortan los tipos más de lo que ya está descontado, b) la inflación está por debajo del objetivo del banco central, y c) el mercado laboral se está deteriorando. Los tipos probablemente han tocado techo, pero aún se puede estar a tiempo de añadir duración.

10- «Es imposible que el crédito y la renta variable suban desde aquí». La renta fija es atractiva en términos absolutos y ajustados a la inflación en comparación con la historia reciente. El escenario de «aterrizaje suave» -en el que la Fed podría ajustar los tipos de interés, la volatilidad de los tipos disminuye, el dólar estadounidense se suaviza, la inflación se modera y la economía sigue creciendo- es una receta espléndida para los sectores de crédito en el mercado de renta fija (¡también para la renta variable!).  Y hay un abanico de posibilidades sobre la dirección de los tipos de interés en función de la trayectoria futura de la inflación, pero, en última instancia, cabe esperar que la Fed recorte los tipos menos de lo que prevén los mercados, lo que podría decepcionar a los inversores a corto plazo.

Sabemos que nuestro enfoque crítico puede decepcionar a quienes buscan profecías adivinatorias, pero creemos que es la mejor estrategia, porque sólo refutando las certezas más arraigadas es posible desenmascarar errores y, tal vez, descubrir algunas verdades. Nuestro objetivo no debe ser alcanzar una precisión absoluta, sino identificar todas las alternativas posibles y eliminar las erróneas, con el fin de prepararnos mejor para el giro que tomará el futuro.