Aproveche las rebajas de Putinvirus

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Cuando hace casi dos años el coronavirus infectaba a las Bolsas, mi consejo para el inversor a largo en fondos fue el de siempre que resuenan los tambores: aproveche los recortes para tomar nuevas posiciones en productos rebajados de renta variable internacional. Ahora que el Putinvirus es el que contagia a los mercados, el consejo debe ser, inevitablemente, el mismo.

En primer lugar, tengamos claro que la crisis de Ucrania es una infección puntual que se superará con las vacunas de las potenciales sanciones económicas sobre Rusia, con la presión militar de Biden y diplomática de Europa (la UE y Estados Unidos, pendientes dos opiniones públicas muy diferentes, se reparten los papeles de poli bueno-poli malo) y con el aún poco comentado peso determinante de China: su gran proyecto comercial de la Nueva Ruta de la Seda atraviesa Rusia y Bielorusia, entre otros territorios sensibles, y lo que menos necesita Pekín –por más que le guste debilitar a EE.UU. y por más que lleve décadas amenazando a Taiwán– es que una guerra lo ponga en cuestión, como de momento la amenaza bélica tiene congelado el nuevo gasoducto del norte, el que une Rusia con Europa sin pasar por Ucrania.

Además, como ocurre siempre en todas las democracias populistas y deficientes, Moscú saca las banderas cuando no tiene nada más que ofrecer a sus sufrientes ciudadanos. Pero Putin –cuyas cotas de popularidad interior están históricamente bajas– sabe bien que si se pasa de la raya en Ucrania estará dejando pasar una oportunidad de sacar a Rusia del marasmo económico mediante un fortalecimiento de los lazos con su mayor socio comercial, esa Unión Europea que tiene grandes territorios, como Polonia y Rumania, fronterizos con Ucrania. Un país, por cierto, difícil de invadir (sobre todo en la embarrada primavera: recuerden lo que les pasó a Hitler y a Napoleón) y más difícil aún de conservar dado su extenso territorio: 603.548 kilómetros cuadrados, casi 100.000 más que España.

Si el gasoducto Nord Stream 2, ahora congelado por la crisis bélica y también por las reticencias de un gobierno multicolor germano con presencia de los verdes, se desbloqueara, Rusia ganaría mucho. Si, por el contrario, el exceso de nacionalismo –quizás motivado por la debilidad interior del régimen de Putin, cada vez más necesitado de encarcelar opositores– sigue bloqueando esta ruta del gas, probablemente los precios de la materia prima se disparen aún más en Europa, pero no nos quedaremos sin energía en ningún caso, mientras que Putin tendrá que decir a sus ciudadanos que llenen sus despensas con gas y petróleo, porque las sanciones comerciales y el bloqueo económico dispararán la inflación, que ya está en tasas anuales del 8,3%, es decir, peores que las de Europa y EE.UU. (y eso que a Rusia le sobran las materias primas, una de las principales fuentes de inflación para Occidente). Todo esto, mientras las bolsas rusas y el rublo se desploman y mientras crece el temor de que se congele un PIB apenas mayor que el de España (que tiene menos de 48 millones de habitantes, frente a los 146 de Rusia). Putin puede dejar sin gas a Europa, pero no va a encontrar a quién vendérselo y tampoco a quién comprar o vender casi nada: el 38% de las exportaciones rusas van a la Unión Europea, mientras que, en sentido contrario, sólo el 4% de las exportaciones europeas van al país de Putin. Si además a Moscú le cierran los mercados de capitales, le impiden incluso que sus empresas y ciudadanos operen en dólares, o se le corta en seco el suministro de bienes tecnológicos norteamericanos, invadir Crimea le puede salir realmente carísimo a la economía rusa, por mucho que el petróleo se acerque a los 100 dólares por barril (como prevén algunos bancos americanos), aunque también se puede quedar en los 75 (previsión oficial de Estados Unidos). Un rublo en caída libre y una inflación del 8,3% en 2021 (la tasa oficial, porque la real puede ser varios puntos superior), junto al bloqueo comercial, oxidarán el poder de compra del oro negro ruso. Por no hablar de cómo pagar con rublos devaluados una deuda externa que tiene ya un nivel de riesgo de impago equivalente al brasileño, pero que se metería en los más profundo del cubo de los bonos basura en cuanto el primer soldado ruso pisara suelo ucraniano.

¿Quién va a querer invertir en bonos o acciones de una Rusia embarcada en una invasión de Ucrania, cercada por sanciones económicas occidentales y aquejada por su males de siempre: debilidad económica, mono dependencia de los hidrocarburos (más del 19% del PIB), corrupción endémica, régimen autoritario, oligarquía aficionada a llevarse el dinero a Londongrado para estar más cerca de la City, etcétera, etcétera? Sin olvidar que es uno de los países con peores tasas de vacunación y mayor impacto del coronavirus ola tras ola. Putin es un como un oso que ruge con fuerza, pero sabe que está al fondo de una cueva muy profunda, por lo que sus rugidos, por mucho eco internacional que tengan, difícilmente van a convertirse en zarpazos.

Pese a esa intrínseca debilidad de Moscú, es normal que la tensión geopolítica provoque turbulencias en las Bolsas del resto del mundo, sobre todo porque ya tenían motivos para caer: la Reserva Federal comienza a cerrar el grifo de la liquidez, los tipos de interés oficiales empiezan a subir, la inflación será duradera, el crecimiento titubea por culpa de Omicron…

Pero, tranquilidad: los fondos de inversión centrados en renta variable internacional acaban de cerrar un ejercicio magnífico de rentabilidad pese a los titubeos de los últimos meses. Por tanto, aprovechar estas recurrentes tensiones para recomponer carteras y comprar participaciones abaratadas por el Putinvirus parece una buena idea en estos momentos, con la vista especialmente puesta en las Bolsas de Estados Unidos (de las que hablaré la próxima semana). Y eso, aunque la Fed cierre el grifo y el crecimiento sea algo menor que el esperado, a lo que se unirán nuevas tensiones geopolíticas por doquier: en noviembre llegan las elecciones de segundo mandato que comprometerán aún más la política de la Casa Blanca, pero también habrá congreso del Partido Comunista chino, tenemos urnas a la vista en Francia, crisis en el país del Brexit, nueva presidencia en Italia… Pero si los mercados sobrevivieron a Trump el Payaso, sobrevivirán a Biden el Titubeante, a Boris el Fiestero, a Xi Jinping el Eterno, a Macron el Solitario y, por supuesto, a Putin el Vírico… El inversor en fondos de inversión con perspectiva de largo plazo ya debe estar curado de espanto. Mantener la calma y reforzar posiciones cuando llegan las rebajas debe ser su estrategia en estos casos. Siempre funciona.