De Polonia a la China: ¿Qué podemos esperar para la renta variable de los mercados emergentes?

Diogo Gomes UBS

Diogo Gomes (UBS AM Iberia) | La renta variable de los mercados emergentes ha atravesado tiempos difíciles en 2022, sobre todo las acciones del mercado chino. Dada la continuación de la guerra en Ucrania y la ralentización del crecimiento económico chino, ¿qué cabe esperar en 2023? ¿Nos encontramos en un punto de entrada atractivo, o ha llegado el momento de ser aún más prudentes?

¿Cómo afronta Europa del Este la guerra que tiene al lado desde hace casi un año?

En primer lugar, y como es obvio, debemos expresar nuestros deseos de que la guerra termine lo antes posible. En cuanto a los mercados, este conflicto está pasando factura. Las valoraciones en Europa del Este han caído de forma considerable. Sin embargo, el crecimiento económico ha conseguido resistir, pese a la guerra y de la subida de los precios energéticos, ya que estas economías se han beneficiado de la reapertura posterior al COVID. Por ejemplo, se espera que Hungría y Polonia crezcan en torno al 5% este año. Es probable que 2023 sea un poco más difícil, dada la inflación récord y, por tanto, la disminución de los ingresos reales. Sin embargo, parece que puede evitarse una recesión.

De cara a 2024, el crecimiento debería volver a un nivel más próximo al 3%, lo que está en consonancia con el potencial de crecimiento estructural de la región. La situación es mejor de lo que habríamos pensado en un principio, dada la guerra y las presiones sobre el mercado. Esto se debe también al creciente apoyo financiero de la Unión Europea, que puede representar hasta el 3% del PIB en los países mencionados en los próximos años. En cuanto a Polonia, el importante número de refugiados procedentes de Ucrania ha tenido un impacto positivo en la oferta de mano de obra, que se había visto limitada en los dos últimos años. En conjunto, aunque el lastre de la guerra sigue presente, las economías están en relativa buena forma, dadas las circunstancias.

Dados los últimos avances de Ucrania en el frente militar, ¿hay motivos para el optimismo? ¿Se prevé una solución y qué consecuencias podría tener?

Aunque esperamos que así sea, aún es demasiado pronto para hablar del final de la guerra. Para ser realistas, el conflicto podría prolongarse este año o incluso, en cierta forma, más allá de 2023. Pero, por otro lado, no podemos excluir por completo una desescalada importante en el corto plazo. En caso de que haya indicios de un final del conflicto, esto podría tener un impacto significativo en las diferentes clases de activos, así como en los mercados globales.

En primer lugar, el shock de los precios de las materias primas que surgió tras el estallido de la guerra en febrero podría invertirse. El precio de la energía podría bajar, especialmente los del gas o el carbón. En el caso de los precios del petróleo, el impacto todavía no es muy claro, dado que la mejora de la situación de la oferta en este escenario podría verse contrarrestada por un aumento de la demanda dada la esperada recuperación económica. En segundo lugar, la preocupación por el suministro de alimentos podría disminuir, reduciendo la presión sobre los precios. Como consecuencia de estos dos factores, la inflación podría ser inferior a la prevista, lo que permitiría a los bancos centrales relajar la política monetaria antes y más rápidamente de lo esperado. Y, por último, aunque no menos importante, la incertidumbre respecto al racionamiento energético en Europa, que ahora es bastante problemático, podría disminuir. Esto podría apoyar a la economía europea y, por tanto, también a la economía mundial. La probabilidad de este escenario positivo no es inexistente y por ello lo tenemos en cuenta a la hora de construir nuestras carteras.

Perspectivas de Arabia Saudí

La economía y la sociedad saudí parecen estar experimentando una profunda transformación. Las mujeres tienen más libertad, ya que se están relajando las principales restricciones en materia de voto, conducción de vehículos, empleo, código de vestimenta y viajes al extranjero. Esto está fomentando una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral en las esferas pública y privada. Los comercios ya no cierran durante las horas de oración y, además, la policía especial que hacía cumplir estas estrictas normas en el pasado ha sido disuelta. Antes no había cines en el país. La gente tenía que ir a Dubai o Bahréin para ver películas. Ahora se abren cines por todas partes. Todo esto suena trivial para nosotros, pero para los saudíes son cambios importantes. De hecho, los ciudadanos más jóvenes parecen bastante optimistas sobre el futuro, dado que todos estos cambios están mejorando sus vidas.

A pesar de estas reformas, ¿sigue basándose el crecimiento de la región en sus vastos recursos naturales, concretamente en el petróleo?

El país sigue beneficiándose en estos momentos de los elevados precios del petróleo. Pero la transformación social está sirviendo de motor para la economía. El consumo y el sector servicios están en pleno auge. La economía debería apoyarse en un importante programa de inversiones que podría superar el billón de dólares de aquí a 2030. También se prevén grandes inversiones en el sector de las energías renovables, construyendo proyectos de energía solar o de hidrógeno verde. Tanto las perspectivas a corto como a largo plazo del país parecen bastante alentadoras.

China ha sido bastante volátil en los dos últimos años. De enero de 2021 a octubre de 2022, el mercado sufrió una corrección de más del 50%. Recientemente hemos visto caídas tras la celebración del Congreso del Partido, y luego un repunte de alrededor del 30% tras la relajación de la política COVID y la introducción de ayudas al mercado inmobiliario.

¿Qué ha provocado esta fuerte volatilidad del mercado?

El mercado en China ha sido extremadamente volátil en los últimos meses, pero al país le ha ido muy bien en los últimos 10-20 años. La economía ha crecido, la clase media ha aumentado y la población está prosperando. En los dos últimos años, hemos asistido a la introducción de numerosos cambios normativos que afectaron a determinados sectores y muchas acciones empezaron a depreciarse. Aunque es fácil vincular todo esto a la política, es más importante comprender los objetivos políticos que están detrás de los cambios regulatorios. Por ejemplo, algunas de las nuevas medidas relacionadas con el antimonopolio y el sobreapalancamiento están diseñadas para obtener resultados positivos. Se puede estar en desacuerdo con la forma en que se han aplicado las políticas, pero es importante comprender las intenciones y no relacionar todo lo que ocurre en China con los efectos políticos.

Las noticias sobre el Congreso del Partido fueron, en su mayoría, negativas. Esto se reflejó en el mercado bursátil, razón por la cual China fue el mercado con peor comportamiento a nivel global durante octubre. La mayoría de estas publicaciones se centraron en el hecho de que se percibe que los nuevos miembros del Comité Permanente tienen todos lealtad personal al Presidente Xi Jinping. Sin embargo, si profundizamos en los perfiles de los miembros, podemos comprobar que muchos de ellos han estado al frente del Gobierno desde sus inicios. Además, tienen amplia experiencia en la gestión de ciudades y provincias y en el sector de las empresas multinacionales.

Por otro lado, el tono de la política de COVID ha cambiado. Cuando se anunció el nuevo plan con las medidas de desescalada, el mercado se mostró inicialmente escéptico porque la aplicación a nivel local era desigual. Pero últimamente se ha hecho un gran esfuerzo por presionar a los responsables locales para que sigan estas políticas más relajadas. Veremos qué ocurre a medida que aumenten las infecciones y las hospitalizaciones, pero los cambios nos animan y creemos que China avanza en la dirección correcta.

La última serie de medidas políticas relacionados con el COVID y el sector inmobiliario sugieren que la economía recibirá mucha más atención este año. Si nos mantenemos atentos a los cambios en el entorno operativo de las empresas en las que invertimos e intentamos comprender los objetivos de los cambios normativos desde la óptica del Gobierno chino, los inversores podrán encontrar buenas oportunidades de inversión de cara al futuro.

El sector inmobiliario en China ha experimentado numerosos retos, primero con los esfuerzos por regular el sector y luego con el empeoramiento del sentimiento debido a los cierres por COVID. China ha anunciado recientemente un plan de 16 puntos para paliar estos problemas. ¿Servirá de algo?

El problema surgió porque el apalancamiento entre los promotores inmobiliarios era demasiado alto. Había muchos elementos especulativos en el sector. En este punto, creemos que el objetivo político del Gobierno es claro: quieren que una casa sea un hogar.

Sin embargo, cuando la economía se ralentizaba y la confianza disminuía debido al COVID, se planteó otro problema. La demanda empezó a caer como consecuencia de la reducción de la actividad económica, lo que provocó dificultades en el sector inmobiliario. Se tarda entre dos y tres años en completar un nuevo proyecto inmobiliario. Cuando el gobierno cortó la liquidez, los promotores no pudieron efectuar los ajustes necesarios. Como resultado, vimos casos en los que los proyectos de construcción se iniciaban, pero no llegaban a terminarse. Y los propietarios dejaron de pagar sus hipotecas, porque no tenían la certeza de que les entregarían sus casas a tiempo o directamente no se las llegarían a entregar jamás.  Todo esto empezó a suponer un riesgo sistémico para el mercado y un malestar generalizado de los ciudadanos que habían comenzado a pagar sus hipotecas.

No obstante, a mediados del año pasado, el Gobierno empezó a aliviar la situación de liquidez de los promotores inmobiliarios. Liberaron fondos para permitir que se terminaran los proyectos y que los propietarios se mudaran a tiempo, para que la gente siguiera pagando sus hipotecas. No se trata de rescatar a todo el mercado inmobiliario. Lo que sí están consiguiendo es que los promotores vuelvan a captar financiación y emitan bonos, además de alentar a los bancos a que aumenten los límites de préstamo al sector.  De este modo,  los mejores promotores obtendrán liquidez para completar sus proyectos, sobrevivirán y reducirán la mayor parte del riesgo para el mercado del sector inmobiliario. Al mismo tiempo, aquellos que estén excesivamente apalancados, no sean solventes y no estén bien gestionados pueden quebrar. Tardará tiempo en resolverse, pero el objetivo es evitar cualquier riesgo sistémico que pudiera extenderse a los mercados financieros en su conjunto. Por tanto, no cabe esperar que el sector inmobiliario sea un motor para la economía china en los próximos dos o tres años.