Vicent Chaigneau (Generali Investments) | ¿Liberación? Hibernación puede ser una palabra más adecuada para el día en que Estados Unidos decidió desvincularse del comercio mundial (según nuestro análisis). Los aranceles son un impuesto, pagado en parte por los extranjeros (a través de la reducción de los márgenes de las empresas), y sobre todo por las empresas y los consumidores estadounidenses: para los EEUU, un choque negativo de la oferta y un endurecimiento fiscal (estanflación). Para el resto del mundo, un choque negativo de la demanda y, en caso de represalias, un choque negativo de la oferta. Para los mercados mundiales, las cuestiones clave son:
1) si se mantendrán los aranceles y se reinyectarán los ingresos fiscales (500.000-700.000 millones de dólares anuales) mediante una relajación fiscal compensatoria.
2) si los «socios» comerciales tomarán represalias («lose-lose»). En este momento, los riesgos parecen simétricos en el mejor de los casos, ya que las represalias podrían provocar una escalada y una recesión.
A finales de año, la balanza se inclinará hacia la desescalada, mientras los republicanos intentan aliviar el sufrimiento económico hasta las elecciones de 2026. Por el momento, un aspecto positivo es que el dólar está cayendo, a pesar de la crisis de los términos de intercambio y del clima de aversión al riesgo, por razones cíclicas y estructurales (el bazuka alemán, los cambios en la seguridad mundial, el desvanecimiento del excepcionalismo tecnológico estadounidense). Esto respaldará los beneficios mundiales denominados en dólares. Aun así, los temores a una recesión podrían provocar una inversión parcial de la marcada divergencia entre los múltiplos de la renta variable y los rendimientos reales desde 2022 (gráfico). Preferir la renta fija (el investment grade sigue siendo un refugio seguro en nuestra opinión), y volver a la renta variable sólo en señales de desescalada.