El efecto «sell in may» podría producirse también en este año tan difícil

Salvatore Bruno

Salvatore Bruno (Generali Investments) | Este año, el periodo que comienza en mayo y abarca los meses de verano es bastante difícil de interpretar. Los mercados esperan que los tipos de interés oficiales hayan tocado techo y que los bancos centrales empiecen a recortar las políticas monetarias en la segunda parte del año, apoyados por una mejora del perfil inflacionista mundial. El objetivo es evitar una fuerte recesión y dirigir el ciclo hacia un aterrizaje suave. En EE.UU. se prevé básicamente una convergencia hacia el objetivo de la Fed en los próximos 2 años, mientras que en Europa el ajuste requerirá más tiempo.

El mercado de renta variable está valorando este escenario alcista, pero hay varios riesgos por delante:

  • Las inflaciones principales se benefician actualmente de un fuerte efecto de base que se desvanecerá en junio. Los índices subyacentes y, lo que es más importante, los componentes poco volátiles de la inflación subyacente relacionados con los servicios siguen siendo persistentes, lo que resulta incómodo para la Reserva Federal. Por lo tanto, las expectativas de recortes de tipos en la segunda mitad del año podrían resultar erróneas.
  • Tanto la Reserva Federal como el BCE publicaron recientemente sus análisis/encuestas sobre las condiciones crediticias, destacando un fuerte deterioro del entorno crediticio que pesará sobre la sostenibilidad del ciclo económico.
  • Los márgenes de las empresas son muy elevados y están cerca de su máximo, gracias a un poder de fijación de precios que les ha permitido subirlos incluso más de lo necesario para cubrir el aumento de los costes; probablemente esto no sea sostenible en el futuro.
  • Actualmente, el ciclo económico se apoya en los bajos precios de la energía y en unas políticas fiscales todavía expansivas. La sostenibilidad de los esfuerzos fiscales es cuestionable, sobre todo porque nos movemos razonablemente hacia un escenario de bajo crecimiento. Además, las tensiones geopolíticas podrían volver a presionar al alza los precios de las materias primas.

En conclusión, el efecto «vender en mayo» podría producirse también en este año tan difícil; una señal de apoyo es la inusual reacción moderada a la última temporada de presentación de resultados, que sigue siendo decente. Probablemente, los inversores empezaron a ser un poco más prudentes a la espera de una mayor claridad en cuanto a la evolución macroeconómica y de los precios.