Santiago Martínez (Ibercaja) | Los datos finales de IPC para agosto han confirmado los anunciados de forma preliminar. El IPC se aceleró tres décimas, hasta el 2,6% interanual. Esta tasa, a pesar de alejarse del 1,9% mínimo de junio, sigue siendo notablemente inferior a la de la Zona Euro gracias al fuerte efecto base negativo de los precios energéticos, sobre todo de la electricidad (-49,6% interanual) y el gas (-21,1%), con un comportamiento menos favorable de los carburantes (-3,8%) al reflejar la recuperación del precio del petróleo desde los mínimos del año.
![](https://consensodelmercado.com/wp-content/uploads/2023/09/ipc_espana_1.png)
Una de las mejores noticias es que los índices de precios para la electricidady el gas se han moderado hasta niveles no muy alejados de los previos a la pandemia y la guerra de Ucrania, de forma que no parece haberse producido la subida estructural que se llegó a temer. Respecto a agosto de 2019, el precio de la electricidad sólo habría subido un 2,7% y el del gas natural caería un -6,4%.
![](https://consensodelmercado.com/wp-content/uploads/2023/09/ipc_epana_2.png)
En el caso de los carburantes y combustibles, la corrección ha sido menos completa y todavía son un 26,1% más caros que en el mismo mes de 2019:
![](https://consensodelmercado.com/wp-content/uploads/2023/09/ipc_espana_3.png)
En el lado negativo hay que señalar que el índice subyacente permanece en cotas excesivas: 6,1% interanual en agosto, un nivel similar al de la Zona Euro (6,2% si excluimos del índice global los precios energéticos y de alimentos no elaborados) y al del mes de julio (también 6,2%). La traslación de la moderación del precio de la electricidad y los carburantes en las cadenas de consumo está siendo escasa. Se aprecia por su efecto directo en los gastos relativos a la vivienda, que incluyen gas y electricidad (-18,0% interanual), pero incluso los de transporte (1,2%) vuelven a crecer después de alcanzar una caída del -7,6% en junio. Siguen siendo intenso el encarecimiento de alimentos y bebidas no alcohólicas (10,5%), bebidas alcohólicas y tabaco (7,6%), ocio y cultura (7,0%) y hoteles, cafés y restaurantes (6,4%). Las tasas interanuales se han moderado desde máximos (los alimentos llegaron al 16,6%), pero la subida acumulada es grave en alimentos y bebidas no alcohólicas (30,9% respecto a agosto de 2019) y, en menor medida, transporte (17,4%), hoteles cafés y restaurantes (16,5%), menaje (13,5%) y bebidas alcohólicas y tabaco (13,0%).
Los alimentos siguen presentando las partidas más inflacionistas, tanto en tasa interanual: aceite de oliva (52,5%), azúcar (42,5%), arroz (21,6%)como en términos acumulados desde 2019, también liderados por el aceite de oliva (103,8%) y el azúcar (67,6%). Subclases más inflacionistas desde agosto de 2019: (gráfico adjunto)
![](https://consensodelmercado.com/wp-content/uploads/2023/09/ipc_espana_4.png)
En los últimos cuatro meses del año cabe esperar que el efecto base pase a ser ligeramente alcista en el IPC, de modo que aún podemos ver tasas de IPC algo superiores a las actuales. Sin embargo, lo más importante es que se intensifique la desaceleración, hasta ahora insuficiente, de los precios subyacentes (bienes y servicios) y de los alimentos, que apenas han recogido la contención de los precios energéticos. La sequía y las malas cosechas apuntan a la persistencia de la inflación al menos en una parte significativa de la cesta de la compra. Además, el notable aumento de los costes laborales (5,6% interanual en el segundo trimestre) puede revelar que está en marcha la espiral precios-salarios, tan temida por el Banco Central Europeo, y esto prolongaría el periodo inflacionista durante los próximos trimestres. Con todo lo anterior, cabe esperar que el IPC y el IPC subyacente no se dirijan a corto plazo hacia el objetivo del 2%, sino que converjan en un punto intermedio entre ambos.
![](https://consensodelmercado.com/wp-content/uploads/2023/09/ipc_espana_5.png)