La inversión de impacto: 1’6 billones en 2024

Juan Pablo Hernández de la Merced (Director del Area de Sostenibilidad de CaixaBank Asset Management) explica en el nº de abril de GESTORES el debate existente «sobre si los fondos de inversión en activos líquidos podían ser considerados de impacto. Esto ampliaría el marco de operaciones al considerarse que los activos líquidos contribuyen a generar impacto positivo, y no solo los activos de capital privado».

Hernández de la Merced apunta en Gestores que: «El sector financiero es clave para avanzar a una economía sostenible. Cómo y hacia dónde se canalizan la inversión y la financiación es crucial para la transformación a una economía descarbonizada y una transición equitativa. Si hablamos de inversiones, existen diferentes aproximaciones a la sostenibilidad a través de la inversión responsable. Desde los productos que aplican criterios éticos mediante listados de exclusiones, hasta la filantropía entendida como inversiones con un objetivo financiero y un fin social o medioambiental determinado, en muchos casos, con menor o escasa rentabilidad.La inversión de impacto está en un punto intermedio. Sin renunciar a una rentabilidad financiera competitiva, estas inversiones pretenden conseguir objetivos sociales y medioambientales en ámbitos donde el mercado no llega con sus mecanismos tradicionales de asignación de recursos.

El consenso establece que para que una inversión se considere de impacto debe agrupar la intencionalidad, ligada al propósito social o medioambiental de la inversión; la capacidad de medición, necesaria para demostrar el logro de ese objetivo, y que mediría el valor añadido de retorno para el inversor, en muchos casos, vinculado a la remuneración de los gestores de estas inversiones; y la rentabilidad, imprescindible para competir con otras oportunidades de inversión, también atractivas.

La inversión de impacto comenzó principalmente en el mercado anglosajón con un carácter social dentro de los activos ilíquidos (mercados privados), con pequeños proyectos fuera de la atención de los mercados de activos líquidos. Ahora, con su desarrollo global, este tipo de inversión superó los 1,6 billones de dólares estadounidenses en 2024, desde los 1,164 billones estadounidenses en 2022 según el informe GIINsight: Sizing the Impact Investing Market 2022 de Global Impact Investment Network. Pese este crecimiento del 37%, se mantiene como una estrategia de inversión minoritaria, considerando que el mercado global de activos financieros supera los 5.000 billones de dólares estadounidenses.

El desarrollo de la inversión de impacto se potencia a través de asociaciones como Global Steering Group para la inversión de impacto (GSG) cuyo brazo español es SpainNAB (Consejo asesor para la inversión de impacto) que preside CaixaBank. Según los últimos datos publicados la inversión de impacto en España alcanzó los 1.517 millones de euros en 2023, mientras que la financiación de impacto fue 1.740 millones de euros, en gran parte ligada a microcréditos, destacando MicroBank, el banco social de CaixaBank, que concede uno de cada cuatro en Europa.

El Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR), dentro del Plan de acción de la UE sobre finanzas sostenibles, y la definición de aquellas instituciones de inversión colectiva que persiguen un objetivo medioambiental y/o social (coloquialmente, los fondos de artículo 9) avivó el debate sobre si los fondos de inversión en activos líquidos podían ser considerados de impacto. Esto ampliaría el marco de operaciones al considerarse que los activos líquidos contribuyen a generar impacto positivo, y no solo los activos de capital privado.

Así, ensanchar la definición de impacto permite que las compañías cotizadas en todo el mundo puedan ser vistas por su contribución global a la sociedad a través de ese enfoque de adicionalidad y la posibilidad de medición de sus impactos. Por ejemplo, si se desarrolla un proceso que abarata la producción de un medicamento para mejorar la accesibilidad de la población menos favorecida, se considera como un impacto positivo. Igualmente, hay productos de capital riesgo que invierten en energías renovables o fondos temáticos de agua o de biodiversidad. Es decir, las compañías cotizadas producen impacto.

Bajo este criterio, CaixaBank ha desarrollado la gama de fondos SI Impacto, que representa más de la mitad del volumen de patrimonio gestionado de fondos de inversión clasificados bajo el artículo 9 del SFDR lanzados en España. Esta gama complementa la oferta de productos de capital privado con finalidad de impacto que se ofrece a nuestros clientes conforme a su perfil inversor.

Los avances de la inversión de impacto y las metodologías para su medición prosiguen con iniciativas como las cuentas financieras de impacto. Esta iniciativa, liderada por la Universidad de Harvard y la Impact Economy Foundation, persigue homogeneizar la medición del impacto positivo y negativo de las compañías, llevando a números comparables esa incidencia.

El crecimiento de la inversión de impacto del 26% en 2023 en España no garantiza futuros incrementos de volumen similares, pero las expectativas de crecimiento son elevadas. Entre los vehículos de capital privado y los fondos de inversión tradicionales, se espera que la inversión de impacto gane cuota de mercado durante los próximos años, por su atractivo de generar valor positivo rentable, es decir, que aúnan impacto y rentabilidad».