Las perspectivas fiscales y económicas de Francia se han deteriorado considerablemente en ausencia de las medidas de austeridad

Odile Camblain

Odile Camblain (Credit Mutuel Asset Management) | El jueves, Michel Barnier presentó la dimisión de su Gobierno al presidente de la República francesa, tras una decisiva votación en la Asamblea Nacional (331 votos) que censuraba el proyecto de Ley de Financiación de la Seguridad Social de 2025. Mientras, en su discurso posterior a la nación, el presidente Macron reafirmó enfáticamente su compromiso de completar su mandato. 

Si bien los mecanismos constitucionales de la Quinta República impiden efectivamente un cierre del gobierno al estilo de Estados Unidos, las perspectivas fiscales y económicas de Francia se han deteriorado considerablemente en ausencia de las medidas de austeridad propuestas para 2025 por la administración de Barnier

La prórroga prevista del marco presupuestario para 2024, a través de una ley presupuestaria especial (que deberá presentarse antes del 19 de diciembre y promulgarse antes del 1 de enero), prevé un déficit presupuestario de entre el 5,5% y el 5,8% del PIB para 2025, supeditado a la consecución del objetivo de crecimiento de la Ley de Finanzas (1,1% en 2025). Pensamos que esta proyección de crecimiento es excesivamente optimista, dado el persistente escepticismo de los inversores y el moderado consumo interno, a pesar de la apreciación de los salarios reales. El aumento sostenido de las categorías de gasto no discrecional -en particular, los precios de la energía y los alimentos- sigue pesando significativamente en la confianza de los consumidores franceses.

La aplicación de este marco presupuestario «especial» impuesto por la Constitución debería dar lugar a una mejora marginal del déficit con respecto a 2024, facilitada por la congelación de los gastos y el mantenimiento de los ingresos en los niveles de 2024, excluidos el crecimiento del PIB y los ajustes por inflación. Esta disposición técnica sirve de estabilizador fiscal crucial y explica la moderada respuesta del mercado.

En el difícil contexto económico de la eurozona, el BCE podría acelerar su proceso de relajación monetaria. El miércoles 4 de diciembre, antes de entrar en el periodo de calma del BCE, Christine Lagarde se dirigió al Parlamento Europeo, destacando los riesgos a la baja para las perspectivas de crecimiento de la región, con especial énfasis en Francia. En consecuencia, el BCE podría bajar el tipo de la facilidad de depósito al 1,75%, superando las expectativas actuales del mercado, lo que podría proporcionar un apoyo anticíclico a las condiciones económicas francesas. 

Los mercados financieros han mostrado una notable estabilidad tanto en los segmentos de renta fija como en los de renta variable. Se espera que el diferencial del bono soberano Francia-Alemania, que actualmente se negocia marginalmente por debajo de 80 puntos básicos, muestre volatilidad dentro de una horquilla de 70-95 puntos básicos a corto plazo. Del mismo modo, es probable que los mercados de renta variable y de crédito franceses imiten a sus homólogos europeos, con desviaciones periódicas impulsadas por la evolución política.

Aunque la dinámica del mercado a corto plazo parece simétrica, los riesgos a medio plazo siguen siendo elevados, ya que es probable que la incertidumbre política persista al menos hasta las posibles elecciones legislativas de julio. 

Mantenemos nuestra postura prudente sobre los activos franceses.