Previsiones 2022-2023: la pandemia sigue afectando al crecimiento mundial

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Mathilde Lemoine, economista jefe del Grupo Edmond de Rothschild, ha publicado sus previsiones de crecimiento, inflación y tipos de cambio para 2022 y 2023:

Los efectos de la pandemia están subestimados. En Estados Unidos, las restricciones sanitarias son sólo un 27% inferior a los niveles máximos de la primavera de 2020; un 15% en Francia; un 18% en Suiza; un 7% en China y un 22% en Tailandia. Aunque la situación actual no es tan grave como la causada por los confinamientos totales, crea desequilibrios, cuellos de botella y sobrecalentamiento; también provoca un cambio en los precios relativos de los bienes y servicios, así como un aumento de los precios de los productos básicos, que persistirá en 2022 y 2023.

No hay normalización en el horizonte debido al fracaso de coordinación del G7, según su análisis. 

Paradójicamente, la pandemia abre un potencial de recuperación para los sectores más afectados por las medidas sanitarias.

El crecimiento en la Eurozona, Estados Unidos y Asia (excluyendo China) debería mantenerse por encima del potencial, aunque muy heterogéneo y supeditado a la capacidad de controlar el virus y sus efectos. 

Según nuestras previsiones, el crecimiento de Estados Unidos se ralentizará ligeramente hasta el 4% en 2022 y el 3,2% en 2023 debido al fin de las ayudas a los hogares. El crecimiento de la eurozona seguirá el mismo camino y se ralentizará hasta el 4,4% en 2022 y el 2,4% en 2023, mientras que el crecimiento chino alcanzará el 5,3% en 2022 y subirá al 5,5% en 2023. En general, se estima que el crecimiento mundial será del 4,6% en 2022 y del 3,7% en 2023.

Mathilde Lemoine prevé una desaceleración gradual de la inflación, aunque seguirá siendo elevada, debido a la reducción del apoyo presupuestario a los países desarrollados, a las subidas de los tipos de interés oficiales a nivel mundial y a la caída del poder adquisitivo.

Por último, la economista jefe explica que la persistencia de la pandemia implica una amplia intervención pública en la economía y advierte del impacto potencialmente negativo sobre el crecimiento a medio plazo.

ANÁLISIS

  1. La recuperación económica mundial se verá frenada por los efectos persistentes de la pandemia, lo que contribuirá a un crecimiento irregular. Sin embargo, paradójicamente, el potencial de recuperación en los sectores más afectados por las medidas sanitarias, sugiere que el crecimiento estará por encima del potencial.
  2. La continuidad en las restricciones en fronteras europeas y el fin de las subvenciones directas en Estados Unidos, deberían pesar sobre el consumo de los hogares, aplazando la esperada normalización. 
  3. Sin embargo, en Francia, el crecimiento económico será menos fuerte que el de sus vecinos europeos, pasando del 4,2% en 2022 al 2% en 2023, a pesar de que el país aprovechó con éxito el importante potencial de recuperación económica que tenía en 2021.
  4. En Asia, aunque el crecimiento se ha visto afectado por la estrategia de Covid cero y que se espera que las interrupciones de la cadena de valor persistan y alimenten la inflación de los productos intermedios, la relajación gradual de las medidas sanitarias podría impulsar el consumo de los hogares. El departamento de análisis espera que el crecimiento se acelere hasta el 5,6% en los países de la ASEAN (Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Brunei Darussalam, Camboya, Laos y Myanmar) en 2022 y 2023, mientras que se prevé que el crecimiento chino siga limitado por la desaceleración inmobiliaria, la recuperación política y la estrategia de Covid cero.
  5. En esta fase, el escenario de desaceleración de la inflación sigue siendo central para Mathilde Lemoine. Este escenario se ve alimentado por la caída de las subvenciones públicas, la disminución del poder adquisitivo resultante del aumento de los precios de 2021, la subida de los tipos clave de la Reserva Federal y los efectos persistentes de la transición energética y del cambio climático sobre los
  6. Precios de la energía y la agricultura. Estados Unidos y la Unión Europea se enfrentan al reto de la transición a una economía de carbono cero, lo que conlleva un cambio en la escala de las fuentes de suministro descarbonizadas. Explica que esta incertidumbre podría conducir a un aumento del 20% en los precios de la energía en promedio en comparación con los precios anteriores a la pandemia. Además, cree que la inflación podría ser potencialmente deflacionaria y que las expectativas de subidas de tipos nominales a largo plazo podrían verse cuestionadas.

«La Reserva Federal prevé la misma tasa de inflación para una menor tasa de crecimiento del PIB. Interpretamos esto como una previsión de un tipo de interés nominal más bajo a largo plazo, así como un tipo real más bajo» afirma Mathilde Lemoine.

La economista jefe considera que, a pesar de este diferencial de inflación desfavorable para EE.UU., «la perspectiva de un crecimiento más dinámico podría ayudar al gobierno americano a imponer su línea de pensamiento enfocado en bloque, mientras que la China de Xi Jinping parece inclinarse por los intereses internos». Sin embargo, la persistencia de la pandemia aumenta la probabilidad de una disminución del crecimiento, como consecuencia de una mala asignación de recursos y de la falta de inversión en capital humano.